Viajar hasta un recuerdo feliz, recrear la cara de un ser querido, de las últimas vacaciones o un atardecer son placeres que solo podemos ver a través de nuestra mente, sin embargo hay personas a las que se les hace imposible visualizar estas imágenes.
Se llama afantasía, es una ceguera mental en la que generar imágenes es imposible. «Te impide desarrollar destrezas, te impide recordar con nitidez el pasado o visualizar en un libro lo que está pasando, incluso tener emociones asociadas a ese relato», explicó Ana Asensio, psicóloga y doctora en neurociencia. Esta condición, que te impide incluso soñar, la padece hasta un 4% de la población, según ha recogido RTVE.
En la actualidad hay hallazgos recientes en los estudios pioneros y las investigaciones de científicos como Adam Zeman y Joel Pearson, así como las perspectivas de tratamiento y posibles mejoras para aquellos que viven con este trastorno que afecta incluso la forma en que se perciben los sentidos y se forman algunos conceptos respecto a la música.
Según Alexei Dawes, de la Escuela de Psicología de la Universidad de Nueva Gales del Sur en Australia, la afantasía plantea preguntas fundamentales sobre la forma en que las personas observan el mundo y cómo interactuamos con él a través de la imaginación. Hasta hace poco, se creía que esta condición se limitaba a la ausencia de imágenes visuales en la mente. Sin embargo, los hallazgos más recientes sugieren que va mucho más allá.
Para comprender mejor la afantasía y sus implicaciones, Alexei Dawes y su equipo llevaron a cabo un estudio sin precedentes. En este estudio participaron 250 personas con afantasía, lo que lo convierte en la mayor investigación sobre el tema hasta la fecha. Los resultados del estudio, publicados en la revista científica Cortex, revelaron que el trastorno también se asocia con cambios generalizados en otros procesos cognitivos cruciales.
Según Dawes, las personas con afantasía informaron tener una reducida habilidad para recordar el pasado, imaginar el futuro e incluso soñar. Esto sugiere que afecta no solo a la capacidad de visualización, sino también a la memoria y la proyección mental. Un hallazgo sorprendente fue que el 26 por ciento de los participantes en el estudio informaron una falta de imágenes multisensoriales. Esto significa que no solo tenían dificultades para imaginar visualmente, sino también para imaginar sonidos, tacto, movimiento, gustos, olores y emociones.
Adam Zeman, investigador de la afantasía
La historia de la afantasía comenzó a llamar la atención de la comunidad científica gracias al trabajo de Adam Zeman, un neurólogo británico que en 2005 se encontró con un paciente que afirmaba haber perdido la capacidad de evocar imágenes mentales después de un procedimiento quirúrgico. Este encuentro marcó el inicio de una investigación que se ha expandido a lo largo de los años
Desde ese primer paciente, Zeman y sus colegas han sabido de más de 12,000 personas que afirman carecer de una «cámara mental». Zeman y su equipo estiman que decenas de millones de personas en el mundo pueden padecer esta condición; de hecho, en 2010 informó de un hombre de 65 año que se volvió incapaz de evocar imágenes tras una angioplastia coronaria para suministrar suficiente sangre al corazón, de acuerdo con una publicación en la revista Cortex.
Al contrario de estos hechos, millones más experimentan imágenes mentales extremadamente intensas, lo que denominan hiperfantasía. Las investigaciones más recientes de Zeman y sus colegas se han centrado en comprender cómo surgen estos trastornos en el cerebro y cómo las conexiones entre las regiones cerebrales pueden influir en la capacidad de imaginar. También están explorando cómo algunas personas con afantasía pueden experimentar otros sentidos, como el sonido, de manera vívida en sus mentes, a pesar de la falta de imágenes visuales. Esto sugiere que el cerebro humano es extremadamente adaptable y complejo en su procesamiento de la información.