Dos pasajeras de New Zealand Air se enfrentaron a una situación desgarradora cuando una azafata les comunicó que, debido a su sobrepeso, no podían bajar completamente el reposabrazos antes del despegue. «Deberían haber reservado cuatro asientos, deberían haber adquirido dos cada una», fueron las palabras que les trasladaron antes de ser expulsadas del vuelo. La experiencia fue descrita por las mujeres como «humillante y decepcionante».
Una vez fuera del avión, las pasajeras intentaron abordar la situación con la aerolínea, sin embargo, no pudieron volar hasta cinco días después debido a la falta de disponibilidad de vuelos. Air New Zealand emitió disculpas públicas y cubrió los gastos del billete y alojamiento hasta que pudieron volar de nuevo, aunque con varias jornadas de retraso y un gran trastorno en sus agendas.
«Estamos comprometidos a tratar a todos los clientes con respeto y dignidad», declaró un portavoz autorizado de la empresa. Sin embargo, una amiga de las pasajeras afectadas, quien presenció la situación desde un asiento separado, describió la escena como angustiante. «Las vi a las dos llorando y yo también estaba igual, fue muy triste», expresó al medio News.com.au.
Una de las mujeres expulsadas del vuelo, la señora Harding, cree que su tamaño fue un factor determinante en la decisión de la aerolínea de sacarlas del avión. «Dijeron que nuestra constitución era un inconveniente», comentó. Ahora, tanto ella como su amiga buscan obtener una compensación por parte de la aerolínea, con la esperanza de que ninguna otra persona pase por el trauma que están viviendo.
Según información proporcionada por el medio, la compañía no especifica que los pasajeros de gran tamaño deban reservar más de un asiento, lo que plantea interrogantes sobre las políticas de la aerolínea en situaciones similares.