Tan solo quería sacarse una divertida fotografía y ha acabado pagando su imprudencia con un desmayo por el dolor. Una turista visitó el Palacio de Buckingham sin perderse a la famosa Guardia Real inglesa con sus casacas rojas y enormes cascos, especialmente los montados a caballo.
Uno de los guardias (que no deben reaccionar ante prácticamente nada pese a la constante marea de turistas) se mantenía en su puesto a lomos de su corcel cuando la visitante se acercó con velocidad para colocarse a su lado. En ese momento, el caballo reaccionó mordiéndole por un instante en el brazo, despertando la sorpresa y el terror de su público.
La turista parece recomponerse, pero poco a poco siente el dolor con más fuerza hasta acabar apoyándose en el suelo. El guardia real no se mueve, obligado por su puesto, pero contempla la escena con atención y un atisbo de preocupación. Al final, la turista acaba desmayándose, requiriendo de las asistencias del personal policial de la zona, así como de otros visitantes.
El vídeo se ha hecho viral en redes sociales y ha fomentado dos debates, uno de ellos en torno a si la turista se merecía lo sucedido por no hacer caso a las advertencias (hay carteles que indican que los caballos pueden patear o morder a los visitantes que se les acerquen) y el otro sobre si el animal se merece ese "puesto de trabajo" al sol e incordiado por personas todo el día.