Cuando, por un azar de la vida, te conviertes en padre/madre de un niño/a con necesidades especiales, día tras día, vas descubriendo que vivimos en una sociedad que no está preparada para atenderlos.
De un día para otro te conviertes en padre, cosa que ya de por sí no es poco, pero cuando además te conviertes en padre de un hijo/a con necesidades, desde ese mismo instante, además de educarlo, deberás ayudarlo al máximo para que cuente con la mayor calidad de vida posible y que consiga desarrollar al máximo todas y cada una de sus posibilidades. La mayor parte de las personas no somos capaces de alcanzar a imaginar o entender una situación de este tipo, hasta que la vivimos en primera persona y con conocimiento de causa directa.
De un día para otro, deberás asumir la situación como buenamente puedas, lo llevarás allá donde puedas para mejorar su situación; buscarás los mejores especialistas que encuentres para facilitarle su desarrollo. En definitiva, le prestarás la mayor de tus atenciones para que viva con las mejores condiciones.
De un día para otro, deberás informarte y buscar ayudas de todo tipo y, sobre todo, de un día para otro deberás batallar con todas las administraciones, puesto que son las responsables de proporcionar los recursos necesarios para la atención y la inclusión de todos y todas, sea cual sea la diversidad al respecto.
De un día para otro, descubrirás que en la isla que vivimos, tu hijo/a contará con unos servicios y con unos recursos totalmente diferentes, dependiendo del municipio al que pertenezca. Mi hija a día de hoy tiene 3 años y medio, es vecina del municipio de Santa Eulalia, acude al colegio San Ciriaco, que cuenta con un aula UECO y un equipo profesional fantástico. Pero, de un día para otro, desgraciadamente, tuve que descubrir algo que nunca hasta ese momento pude imaginar, y es que mi hija, por el simple hecho de vivir en Santa Eulalia y no en Ibiza o San José o San Antonio va a contar con unos servicios totalmente diferentes. Santa Eulalia es uno de los municipios más grandes de esta isla, cuenta con uno de los mayores presupuestos y, además, desde el Ayuntamiento siempre se autocomplacen calificándose de tener unos servicios inmejorables para los más pequeños y se califica como ciudad amiga de la infancia (la pregunta seria si esa infancia es inclusiva ).
Pues bien, desde hoy puedo decir que nada más lejos de la realidad, los servicios del Ayuntamiento deben mejorar y mucho. La sorpresa me la he llevado al pretender matricular a mi hija en una de sus escuelas de verano del municipio en la cual no a sido aceptada por ser una niña con necesidades especiales ya que, según los dirigentes del ayuntamiento, esta no cuenta con las instalaciones ni con los profesionales especializados.
Señores dirigentes, vivimos en el siglo XXI, no todas las personas somos iguales, pero precisamente por esto debemos contar con unos servicios o recursos diferentes en función de nuestras necesidades. La solución que me ofrecen de llevar a mi hija a un colegio de educación especial, por mucho que me paguen el transporte, no es que no me agrade, es que me indigna. Tengo a mi hija escolarizada todo el curso en un colegio de carácter ordinario y inclusivo, ¿por qué iba a querer llevarla a un centro de educación especial, para la escuela de verano?
Señores dirigentes, reflexionen. Les invito a realizar un ejercicio muy sencillo, normalmente funciona, es tan simple como por un momento ponerse en la piel del otro. En la piel de miles de familias que tenemos hijos/as con diversidad funcional, pero que no por ello queremos que sean recluidos y excluidos de la sociedad en la que vivimos. Desconozco si les será fácil realizar dicho ejercicio o si simplemente ni lo intentarán, pero si son padres, imagínense por un momento que harían si se tratara de su hijo/a.
De un día para otro, sólo te queda esperar que la mentalidad de la sociedad en la que te ha tocado vivir cambie y que no importe la comunidad o municipio en el que vivas sino que todos podamos contar con los mismos derechos y recursos para poder vivir en una sociedad realmente respetuosa, solidaria, inclusiva y equitativa.