Los ayuntamientos de Eivissa, y el Consell Insular de Formentera, se constituyeron ayer para iniciar una nueva legislatura. Evidentemente, el cambio ha sido muy importante y el mapa municipal se ha teñido claramente de rojo en las Pitiüses. El PSOE recupera el poder en Vila y Rafel Ruiz se convirtió ayer en el nuevo alcalde de la capital pitiusa. Ruiz tendrá el apoyo de Guanyem. Josep Marí también ha recuperado la alcaldía de Sant Josep, una alcaldía, recordemos, que perdió la pasada legislatura por una moción de censura. A diferencia de Rafel Ruiz, Josep Marí no gobernará con Guanyem y lo hará en minoría. La gran sorpresa, sin duda, ha sido la llegada a Sant Antoni del tripartito formado por PSOE, PI y Reinicia, que ha enviado al PP a la oposición. Josep Tur ‘Cires' tiene el reto de hacer los cambios que ha prometido a los habitantes de Sant Antoni.
El PP mantiene dos feudos. Los populares, en cambio, han conseguido, como se vaticinaba antes de las elecciones, mantener el poder en Santa Eulària y Sant Joan. Vicent Marí y Antoni Marí mantienen las alcaldías de estos dos municipios y son, ahora mismo, los únicos bastiones del PP en Eivissa tras la debacle electoral del pasado 24 de mayo. En Formentera, también sin sorpresas, Jaume Ferrer repite al frente del Consell. Aún hoy sorprende que el Consell de Formentera se rija por un régimen municipal y no como el resto de consells insulars.
Responsabilidad. La nueva etapa política plantea algunos interrogantes. Habrá que ver si se consigue frenar algunos intentos de radicalizar la vida política y evitar que muchas de las propuestas que se han escuchado durante la campaña electoral no lleguen a su fin. El PSOE es un partido acostumbrado a la gestión municipal, pero sería deseable que las políticas moderadas que puedan poner en práctica no terminen virando hacia el radicalismo que iría en contra del sentir general. La gestión municipal debe resolver los problemas cotidianos de los ciudadanos, no incrementarlos. Mientras las palabras se queden en palabras no hay problema. Por eso ahora, más que nunca, hace falta responsabilidad en la gestión.