La tensión crece en Ucrania, donde las últimas informaciones advierten de un inmediato despliegue de tropas y armamento pesado de Estados Unidos en la frontera de la OTAN con Rusia. Este movimiento se interpreta como una nueva presión sobre Moscú para cortar su apoyo a las fuerzas separatistas prorrusas del país, además de responder a la anexión de la península de Crimea. De confirmarse los movimientos anunciados, adelantados por The New York Times y confirmados por el Ministerio de Defensa de Lituania, se trataría de la primera vez que EEUU despliega infantería mecanizada como medida disuasoria ante Rusia desde el fin de la Guerra Fría.
Miles de soldados. Los efectivos militares que Estados Unidos quiere desplazar a la zona son importantes. Se trata de una brigada completa, integrada por unos 1.200 vehículos, 250 carros de combate, piezas de artillería y alrededor de 5.000 soldados. La exhibición de fuerza no puede ser ignorada por Moscú, que mantiene un pulso con los países occidentales por la salida de la órbita rusa de Ucrania y cuyos actuales dirigentes apuestan por una integración en la Unión Europea. El movimiento de tropas norteamericano abre una nueva dinámica en el conflicto de consecuencias todavía impredecibles.
Apoyo ruso. La presión militar que quiere ejercer Estados Unidos pretende desactivas la anexión a Rusia de la península de Crimea, así como la ayuda de Moscú a la insurgencia de las regiones del este de Ucrania, zona donde se mantiene un conflicto bélico abierto. Lo cierto es que la nueva dinámica supone la entrada en una estrategia de tensión entre los dos grandes bloques del este y el oeste, que se daba por acabada con el fin de la Guerra Fría, un fantasma al que el presidente Vladimir Putin ha recurrido en diversas ocasiones en clave de política interna pero que, ahora, puede derivar en una escalada muy peligrosa ya que son muchos los intereses que están en juego.