El vicepresidente económico y conseller de Turisme, Biel Barceló, mantuvo el miércoles una reunión con las distintas patronales empresariales de Eivissa y Formentera, que dejaron bien claro que se oponen frontalmente al proyecto de crear un impuesto turístico en 2016. En el encuentro, Biel Barceló dijo que el Govern se mantiene firme y aplicará el impuesto, si bien matizó que se intentará que se cobre en aeropuertos o, incluso, que la cobren las aerolíneas. Los empresarios plantearon al conseller de Turisme la necesidad de crear más controles en relación al instrusismo, y más concretamente sobre los pisos para turistas.
Escuchar a la sociedad. El nuevo Govern llegó hace escasas semanas al poder y dijo que escucharía a la sociedad, en contraposición con la postura de José Ramón Bauzá, que como todo el mundo recuerda mantuvo un pulso con los profesores que, a la postre, le costaron perder unas elecciones. Los empresarios ibicencos ya han dicho muy claro que no quieren ecotasa ya que sería un riesgo para el futuro turístico de las Pitiüses, como ya ocurrió en la primera edición del fracasado impuesto. ¿Acaso este Govern no puede escuchar a los empresarios y el anterior sí estaba obligado a hacerlo con los profesores? ¿No es una parte importante de la sociedad civil todos aquellos empresarios que, en la actualidad, generan la mayor parte de los puestos de trabajo en Balears? Si hay que ser coherentes, el Govern no puede dar ningún paso sin antes haber alcanzado un consenso con los empresarios.
Muchas dudas sobre el impuesto. Al margen de la postura de los empresarios, la postura del Govern sobre la nueva ecotasa es muy confusa. Si se cobra en los aeropuertos, ¿estarán obligados a pagarlo también los residentes? ¿cómo piensan discriminar a residentes y no residentes en la recaudación? o, por el contrario, ¿habrá largas colas para abonar el impuesto? Si el objetivo es que lo paguen las aerolíneas, ¿cuál será el método de recaudación? ¿se eximirá del pago a los residentes? Son demasiados interrogantes pero, sobre todo, existe una gran oposición del sector. El impuesto, si es que se aprueba, tiene que hacerse con consenso.