Comportamientos como el que ha desvelado el Govern respecto a veinticinco altos cargos de la Comunitat Autònoma durante la pasada legislatura, que no han devuelto los teléfonos de última generación que tenían a su disposición como una herramienta de trabajo más, confirman que todavía hay políticos –en este caso vinculados al Partido Popular– que se obstinan en no querer entender las razones por las que sectores cada vez más amplios de la sociedad reclaman cambios profundos en el comportamiento de los responsables institucionales. La confusión, en este caso interesada, entre lo público y lo privado se mantiene.
Principios éticos. No puede haber justificación para que un responsable político se apropie de un teléfono –algunos de ellos valorados en hasta 900 euros cada uno– de gama alta al término de su mandato, un ‘olvido' demasiado generalizado y caro: 15.000 euros. Es imprescindible incorporar principios éticos olvidados, como devolver a la Administración aquellos apoyos técnicos –desde teléfonos móviles a otros dispositivos electrónicos– que se les entregaron para realizar con eficacia su labor. Quienes se han comportado de este modo nada han querido aprender de los cambios, acelerados, que se han producido en la sociedad española en los últimos años.
La transparencia. Cuestiones como la que se presentan ahora no pueden ser considerada como anecdóticas, minimizadas como un ‘chocolate del loro' respecto a las grandes cifras de las cuentas públicas o simplemente ridiculizadas. Tampoco se puede admitir ya el escudo en situaciones similares ocurridas en el pasado, por uno u otro partido. Es necesario, y urgente, un punto y aparte en los usos que deben caracterizar a la clase política balear. No puede haber más excusas en este terreno y es preciso que se detallen los ex altos cargos del Govern de los que no devolvieron aquello que, sencillamente, no les pertenecía.