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EDITORIAL

Diálogo y consenso para un trilingüismo necesario

| Eivissa |

La presidenta del Govern, Francina Armengol, anunció ayer en el Parlament –en respuesta a la pregunta de un diputado– la intención de implantar un modelo trilingüe en el sistema educativo de Balears. La iniciativa, de la que no se han querido dar más detalles, es coherente con los postulados tradicionales de Armengol, cuya crítica al decreto del TIL (Tratamiento Integrado de Lenguas), que aprobó el PP durante la pasada legislatura, se basaba más en las formas que en el fondo. El TIL se convirtió en un emblema del ataque del PP a la lengua catalana en las escuelas, además de ser un ejemplo más de la intransigencia de la que hizo gala el Govern conservador en materia educativa y que provocó una manifestación multitudinaria en su contra.

Apoyo social. La inmensa mayoría de la sociedad balear ve con buenos ojos que los escolares mejoren sus competencias lingüísticas en inglés, una iniciativa que requiere, sin duda, una modificación del actual esquema curricular. Para ello es imprescindible lograr el compromiso y la cooperación de los docentes. La implantación del trilingüismo en las aulas de las Islas se debe realizar siempre con criterios didácticos, y no con fines políticos, como al final quedó evidenciado en los planes gubernamentales del Partido Popular. La entrada del inglés no debe interpretarse como una agresión a los dos idiomas oficiales en las Islas: el castellano y el catalán. Y es posible.

Los expertos. Armengol y su equipo deben evitar caer en los errores del pasado, el proyecto de un sistema educativo trilingüe es necesario y ambicioso, por ello requiere que se aborde con rigor y profesionalidad; dejando que sean los expertos –hay suficientes precedentes sobre los que aprender– los que marquen las pautas para su aplicación. Ésta es la clave del éxito que el PP se obstinó en no querer admitir, y que al final le supuso tener que nombrar hasta tres titulares en Educació, además de diferentes varapalos judiciales contra el TIL. El Govern tiene una valiosa oportunidad para hacer valer las nuevas formas en la política balear.

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