El significativo aumento del 47 por ciento en la venta de automóviles de gama alta en Balears durante el pasado año refleja, con rotundidad, el cambio en la percepción de la crisis. La recuperación de este segmento de la oferta automovilística es un claro síntoma de que la recesión está quedando atrás para una porción más amplia de la población, aunque ello no significa -los datos estadísticos continúan siendo sangrantes- que pueda entenderse como una fase superada. En estos años, como ocurre siempre en este tipo de ciclos económicos, hay un reducido grupo que apenas ha quedado afectada por la evolución negativa de la economía; los datos referidos a 2015 confirman que este colectivo se está, de nuevo, ampliando.
Un sector muy castigado. El sector de la automoción en general se ha visto muy castigado por la crisis, el cual ha tenido que ser apoyado desde el Gobierno con los sucesivos planes de subvenciones PIVE que han que admitir que han tenido un efecto muy beneficioso. Las ayudas públicas, también complementadas por los fabricantes, han logrado evitar el desplome de una actividad estratégica para la economía española; tanto por el volumen de negocio -en el que se incluye la exportación- como por la generación de puestos de trabajo, directo y en el tejido industrial que lleva aparejada. Junto con la evolución en la venta de las gamas básicas y medias de automóviles, los datos referidos a los vehículos de altas prestaciones permiten adivinar un futuro más despejado que años atrás.
Renovar el parque. El objetivo del sector automovilístico español no puede ser otro que lograr mantener el aumento sostenido de las ventas, circunstancia que debe permitir renovar el parque de nuestro país y del de Balears en concreto; estancado desde hace poco más de ocho años. La siniestralidad en las carreteras también está vinculada con el estado y conservación de los vehículos, elementos muy deteriorados en los últimos años como consecuencia de la merma de poder adquisitivo de los muchos ciudadanos.