Manos Limpias, Miguel Bernard, y del presidente de Ausbanc, Luis Pineda, acusados entre otros delitos de extorsión, y las afirmaciones de letrados de la infanta Cristina de que estas organizaciones pidieron una suma millonaria a cambio de retirar la acusación contra la hermana del Rey, ha provocado un seísmo en el caso Nóos. Sin embargo, la letrada de Manos Limpias, Virginia López Negrete, ha expresado su voluntad de seguir adelante. Si se retirase, la infanta quedaría automáticamente exculpada ya que no la acusan ni Fiscalía ni la Abogacía del Estado.
Un caso convulso. Si doña Cristina se sienta en el banquillo ha sido a petición de Manos Limpias, pero en todo caso se debe a la decisión en primer lugar del juez instructor Castro y después de la Audiencia, que se negó a aplicar la doctrina Botín. Los jueces dieron validez a los argumentos de Manos Limpias a la hora de decidir las personas que irían a juicio. No obstante, el actual tribunal que ahora juzga a la infanta junto a su marido y demás procesados, no puede condenar a nadie sin que medie acusación. En este contexto, los dirigentes de Manos Limpias y Ausbanc están detenidos, atendiendo a registros y pesando graves cargos en su contra. Se trata de organizaciones con actuaciones sospechosas, sobre todo Ausbanc. Pero, en el caso concreto de Nóos, sus argumentos contra la infanta han salido adelante.
La postura de doña Cristina. Cabe la posibilidad de que la hermana del Rey se libre del banquillo antes de que termine el proceso si Manos Limpias se retira. Pero eso no conviene a Cristina de Borbón. Lo que le interesa a ella y a todo lo que representa es una sentencia absolutoria, no salvarse gracias a la masacre padecida por los que la señalan. De ser así, siempre quedará la duda de que el proceso de Nóos quedó envuelto en una nebulosa de detenciones y registros padecida por los acusadores. Lo mejor para la infanta es quedar limpia por sentencia, no gracias a un terremoto.