La imprevisión dificultará el suministro de agua potable municipios de Baleares, sobre todo en Mallorca, afectados por el grave déficit de lluvias de los últimos meses. El departamento de Recursos Hídrics de la Conselleria de Medi Ambient i Agricultura ha informado de la crítica situación en la que se encuentran todas aquellas localidades del Pla que no disponen de ningún plan alternativo para hacer frente a las consecuencias de la sequía, una situación que se extiende a algunas zonas de la Tramuntana. Buena prueba de la caótica gestión que se realiza de un bien tan preciado en la Isla como es el agua, cuyos períodos de escasez hídrica son cíclicos, es que nuestros gobernantes disponen de un plan hidrológico, pero no de herramientas para hacer frente a contingencias como la actual, que obligará a la adopción de restricciones en los consumos innecesarios del agua.
La desalación, una opción. No pasa desapercibido el hecho de que los municipios afectados por la sequía hídrica y con el pronóstico más adverso en el caso de que no se produzca un cambio sustancial en los acuíferos sean, precisamente, aquellos que carecen de un acceso a la red de agua desalada. Su distribución, financiada por el Ministerio de Medio Ambiente, se está mostrando como una alternativa eficaz en circunstancias como las actuales. Estamos, pues, ante un problema derivado de una ausencia de planificación y ejecución de infraestructuras cuya necesidad es incuestionable en Mallorca. Ello, por supuesto, no significa que deban abandonarse vías como la optimización de los recursos, control de fugas y concienciación ciudadana.
Gestión equilibrada. Garantizar el abastecimiento de agua es una prioridad irrenunciable para los gestores públicos de Balears, tarea en la que no deben escatimarse esfuerzos, ya que la previsión, como se está demostrando, siempre se verá compensada. De momento, miles de ciudadanos seguirán viendo en el cielo el remedio a sus males.