La presidenta del Govern, Francina Armengol, no desaprovechó la conmemoración del Dia de les Illes Balears para ofrecer su particular análisis de la situación en la que se encuentra la Comunitat Autònoma; una aproximación a la realidad ciudadana que es inusual en este tipo de intervenciones. En este sentido es de agradecer que en la presente edición de la Diada se haya evitado el discurso retórico y vacío de contenido, la sociedad balear reclama un liderazgo claro en unos momentos tan cruciales como los actuales en los que las incertidumbres, en todos los escenarios, son muchas.
El valor del autogobierno. Además de detacar los valores que también identifican nuestra sociedad –solidaridad, diversidad, identidad, reivindicación, ...–, Armengol ha puesto especial énfasis en la trascendencia que en nuestras vidas cotidianas tiene el autogobierno. Con demasiada frecuencia se olvida que la capacidad de decidir que tienen las instituciones de Balears pueden matizar estrategias estatales que merman nuestra calidad de vida, una reacción que sólo es posible cuando desde el Govern se anteponen los intereses colectivos a los partidistas. Los ejemplos de esta subordinación están todavía frescos, por eso toman valor los compromisos de la presidenta en un acto tan especial como el de ayer. Reclamar más autogobierno no es un simple gesto, supone un contrato con la ciudadanía para reivindicar ante el Estado aquello que es justo y le corresponde a Balears.
La unidad, la clave. Consciente de la trascendencia del momento, la presidenta Armengol apeló a la necesidad de mantener la unidad social y política de Balears ante Madrid. Son muchas las necesidades que hay que atender en las Islas, donde la recuperación económica no está alcanzando a todas las capas sociales, y para ello es imprescindible lograr más recursos. La asignatura pendiente sigue siendo, un año más, que la Diada trascienda su mero carácter festivo para asumir también un papel identitario.