Ayer se hicieron públicas dos de las estadísticas que mejor describen la situación turística de la isla de Ibiza. Por un lado, AENA facilitó el número de pasajeros que han pasado por el aeropuerto de es Codolar en el mes de mayo. Más de 825.000 personas pasaron por el aeródromo pitiuso el pasado mes, lo que supone un aumento del 7 por ciento en relación al mismo periodo del año pasado y un volumen de 1,7 millones de pasajeros en los cinco primeros meses del año, un 13,5% más que entre enero y mayo de 2016. Unas cifras que auguran un nuevo récord de pasajeros en el aeropuerto de Ibiza, que superará de largo los 7 millones de pasajeros a finales de año. Sin embargo, este incremento en el tránsito de viajeros en es Codolar no se ha transformado en una mayor ocupación hotelera en Ibiza, donde las pernoctaciones han bajado un 3 por ciento en relación al mes de mayo del año pasado
Pisos turísticos. Las tendencias diferentes que dibujan ambas estadísticas ponen de manifiesto que los turistas que viajan a Ibiza buscan alojamientos alternativos a los establecimientos hoteleros, entre ellos los pisos turísticos que según la ley vigente continúan prohibidos. Los cálculos de los hoteleros no dejan lugar a la duda: cada vez existen más propietarios que ponen a disposición de los turistas sus viviendas durante los meses de verano, disminuyendo cada vez más el número de pisos en alquiler disponibles durante todo el año y una inflación en sus precios difícil de sostener.
Inspección y sanciones. Las autoridades ibicencas, algunas de manera más tajante que otras, se han posicionado en contra de los alquileres turísticos en pisos. Sin embargo, que el Govern abra la puerta a estos alojamientos no ayuda en nada a combatirlos. Tampoco mejorará la situación si las instituciones son incapaces de aumentar el número de inspectores dedicados a controlar y vigilar estas actividades. Una tarea que debe ir de la mano de unas sanciones acordes con el daño que se está produciendo en el mercado de la vivienda.