El alcalde de Vila, Rafel Ruiz, debería comenzar a pensar qué hace respecto a las informaciones que van apareciendo sobre su teniente de alcalde de Hacienda, el también socialista Alfonso Molina. Las noticias son demoledoras. Por una parte, el edil está imputado en el caso ‘Eivissa Crea', un caso de corrupción que la Audiencia Provincial ordenó reabrir porque se archivó de forma injustificada y que sitúa a Molina en una situación muy delicada. Y el lunes este periódico desveló que el Govern balear a través del Soib (que gestiona un conseller socialista, Iago Negueruela) reclama a Molina 27.000 euros cobrados de forma irregular por sus empresas, precisamente las sociedades que aparecen en el caso ‘Eivissa Crea'. El departamento que dirige el socialista Iago Negueruela considera que Molina no ha justificado la subvención que recibió en su momento y ordena que se devuelva.
El alcalde quita hierro.
¿Está preocupado el alcalde con este asunto? Aparentemente no porque, según él, todo es una campaña orquestada por el PP, unas excusas que recuerdan a las que ofrecía hasta hace poco Cristina Cifuentes. Conviene aclarar que es la Audiencia la que ordena que se reabra el caso porque el archivo se realizó en su momento sin investigar suficientemente el asunto. Y ha sido el Govern de su mismo color político el que ha reclamado a Molina que devuelva el dinero, tras instruir un expediente que concluye acusaciones graves, como que Molina es el «nexo de unión» de un entramado societario para encarecer los servicios en cursos de formación a parados. Ni ha sido el PP quien ha escrito tales cosas. Es una excusa muy poco solvente ante un caso que en cualquier país obligaría al político aludido a dar explicaciones y a asumir responsabilidades.
Silencio y complicidad.
También sorprende el silencio de los socios de gobierno del PSOE, especialmente de Joan Ribas, y también de Podemos, siempre tan vigilante ante los casos de corrupción, a excepción de las de su socio Molina. Convendría recordarle a Ruiz que por mucho menos dimitieron todos los concejales de «verano azul» y la «banda del salami» la pasada legislatura. Y mientras todo siga igual, con un Molina que tampoco se ha dignado a dar explicaciones, el alcalde permitirá que la corrupción salpique la gestión de su gobierno municipal. Pero Ruiz prefiere no actuar, igualito que Rajoy con Cifuentes.