La titular del Ministerio de Industria y Turismo, Reyes Maroto, ha incluido Balears en una de sus primeras visitas desde que accedió al cargo hace apenas unas semanas. El detalle supone el reconocimiento a la importancia que tienen Balears y el sector turístico para el Gobierno de Pedro Sánchez. Maroto se ha mostrado receptiva a las demandas del empresariado balear, que pide una bajada de impuestos porque la presión fiscal es excesiva para familias y sociedades. A lo que sí se comprometió la ministra es a destinar partidas concretas del próximo Presupuesto para zonas turísticas maduras. Es una promesa light, si se tiene en cuenta la debilidad del Gobierno para aprobar unos nuevos presupuestos y porque este dinero, no determinado, debería repartirse por todo el Estado.
Compromiso con la promoción.
Lo más positivo es que la ministra dejó claro su compromiso con el turismo. Expresó la voluntad de recuperar el papel clave de Turespaña para la promoción en el exterior. La drástica reducción de las partidas para la financiación de este departamento ha puesto en serio peligro la imagen de España y, por extensión, de Balears como destino de primer orden. No se puede obviar que, de cara a los próximos ejercicios, es más que previsible que los mercados competidores se recuperen. Maroto, con buen criterio, insistió en que la competitividad de las Islas debe residir en su calidad, y no en una bajada de precios que a nadie beneficia.
Preocupante turismofobia.
La ministra conoció ayer de primera mano la deriva que está tomando la estrategia de algunos grupos en contra del turismo. Tranquiliza saber que la considera «preocupante», al igual que el resto de afectados. Sería un error menospreciar estas acciones que buscan incomodar a nuestros visitantes e infravalorar las inversiones que han contribuido a salvar gran parte del patrimonio inmobiliario, generar trabajo y elevar la oferta hotelera. Maroto tiene en su mano impedir que este fenómeno siga creciendo.