Cuando el pasado día 29 de enero el portavoz del Grupo Parlamentario Socialista, Andreu Alcover, solicitó modificar el orden del día y aplazar la votación de la Ley de medidas de protección de la Bahía de Sant Antoni, lo argumentó literalmente “en aras a un mayor consenso y dado que es un tema que salió por unanimidad del propio Ayuntamiento de Sant Antoni”. Aquel gesto, que contó con el voto favorable de todos los grupos y una abstención, fue considerado como una medida prudente, habida cuenta de las reticencias manifestadas, entre otros, por el Partido Popular. Tanto Xico Tarrés como Enric Casanova, explicaron que se consideraba necesario trabajar para llegar a un acuerdo. Pero tras la aprobación en el Consell d'Administració de Ports de les Illes Balears, organismo dependiente del Govern, de la prohibición del embarque y desembarque en Sant Antoni de mercancías y vehículos de cuatro ruedas o más, parece que las apelaciones al consenso no eran sinceras.
Filibusterismo parlamentario.
Por si no fuera suficiente, el PSOE presentó el mismo día en que finalizaba el plazo de presentación de enmiendas al proyecto de ley de capitalidad de Vila, dos enmiendas que nada tienen que ver con aquel texto, que establecen la prohibición antes citada y además, determina que la única puerta de entrada de vehículos y mercancías a la isla de Ibiza es el puerto de Vila. Echando mano de una artimaña legislativa que solo puede calificarse de filibusterismo parlamentario, el PSOE quiere colar una prohibición legal de enorme afectación sin contar con el consenso al que se apeló al aplazar la votación de la ley de la Bahía de Sant Antoni.
Una irresponsabilidad.
Es una lástima que un tema de tanta trascendencia pretenda ventilarse de este modo tan poco participativo y democrático. Sin consenso y con importante contestación política, social y empresarial. Y encima, desdibujando -y por tanto poniendo en riesgo- la futura ley de capitalidad de Vila. Se trata de una irresponsabilidad que los ciudadanos habrán de valorar en las próximas elecciones. Lástima que los principales impulsores no sean candidatos.