El turismo ha permitido a Ibiza y Formentera tener su actual nivel de bienestar y darle un vuelco a una sociedad que a duras penas vivía del campo y del mar, con grandes estrecheces económicas y con muchas desigualdades. La llegada del turismo a las Pitiusas en la década de los 50, y al resto de destinos españoles, supuso una revolución económica que solo pueden entender aquellos que vivieron la pobreza más absoluta hasta que llegaron los primeros visitantes. Hace aproximadamente cuatro años se generó el debate que había que buscar alternativas al turismo. Ha pasado el tiempo y ha sido imposible que los dirigentes políticos que querían revolucionar el sistema productivo hayan aportado alguna idea para cambiar razonablemente las cosas.
Las más dependientes.
Precisamente, las economías de Ibiza y Formentera son las más terciarizadas del archipiélago balear. Según los datos publicados por el Ibestat sobre las afiliaciones a la Seguridad Social, a finales de junio casi la mitad de los 84.615 trabajadores de la isla de Ibiza, el 49,34 por ciento lo hacía en el sector turístico. En Formentera el porcentaje llega al 59,40 por ciento. Y los que no viven directamente del turismo, dependen de él de forma indirecta.
Ser realistas.
Después del contundente informe del Ibestat convendría que en el futuro los políticos fuesen realistas cuando plantean alternativas al turismo. Es cierto que la llegada de visitantes puede provocar problemas, en algunos momentos masificación, pero el escenario que se presentaría en Ibiza y Formentera sin el turismo sería desolador. Lo que tienen que hacer los políticos es instrumentalizar normativas para mejorar la oferta, regular los abusos, evitar la masificación, pero el turismo es fundamental para el futuro de estas islas. Las propuestas sin fundamento no tendrían ni que plantearse y es irresponsable que dirigentes políticos hayan hecho creer que impulsarían nuevos sistemas productivos que supondrían una alternativa al «monocultivo turístico». No lo han hecho y por tanto, han fracaso, si es que no mentían.