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Editorial

Solo la CGT respalda la huelga de ‘kellys'

El sindicato CGT denuncia a través de las redes sociales que las camareras de piso («kellys») de algunos establecimientos hoteleros están siendo objeto de presiones (emplearon el término «amenazas») para evitar su participación en la huelga que está convocada para los días 24 y 25 de agosto en Ibiza. Según la versión del portavoz del sindicato, Rafa Sánchez, se pretende con ello atemorizar a las empleadas y así hacer fracasar la protesta laboral que por vez primera acordaron emprender el día 22 de julio, en una asamblea llevada a cabo en el parque de la Paz de Vila.

Redes sociales.
Sin embargo, desde el sindicato no se quiso dar el nombre de la empresa que supuestamente estaría ejerciendo ese tipo de maniobras, absolutamente ilegales. Eso hace que su denuncia pierda credibilidad de cara a la opinión pública, pues forma parte de la obligación de cualquier sindicato el denunciar en el juzgado, no solo en las redes sociales, toda actuación coactiva que suponga una vulneración del derecho fundamental a la huelga que recoge la Constitución y protege la legislación laboral. Además, hay que recordar que la convocatoria de dos jornadas de paro no ha sido secundada por ningún otro sindicato excepto la CGT. No solo eso, sino que líderes sindicales de CCOO animaron a las camareras de piso a denunciar en el juzgado a las empresas que vulneren el convenio colectivo del sector, pues ellos no tienen conocimiento de casos así.

Esparcir la sospecha.
El derecho a la huelga es un derecho fundamental cuyo ejercicio está fuera de toda discusión. Si las «kellys» consideran que dos jornadas de paro a finales de agosto es el modo adecuado para la defensa de sus derechos laborales y en especial, de ver reducida su carga de trabajo que muchas consideran abusiva, están en su perfecto derecho. Pero quizás sería bueno que en lugar de esparcir la sospecha sobre todo el sector, señalasen a los empresarios que cometen esos excesos y se atreviesen a denunciarlo ante las autoridades laborales. De otro modo, sus reclamaciones adolecen de cierta falta de credibilidad, algo que debieran tratar de evitar a toda costa.

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