La tímida suavización de las restricciones que avanzó Javier Arranz el martes para la isla de Ibiza ha dejado fuera al sector de la hostelería y la restauración que, por lo tanto, solo podrá trabajar en las terrazas hasta las 17 horas en mesas de cuatro personas y con un máximo de dos núcleos de convivencia como hasta ahora. El Govern ha tomado esta decisión de forma unilateral, ya que no ha atendido ni las reclamaciones de mayora apertura del Consell d'Eivissa ni tampoco de los empresarios. Francina Armengol se ha escudado en que es recomendable mantener las mismas restricciones que hace un mes, a pesar de la notable mejoría experimentada, en que faltan aún algunos días para conocer el verdadero impacto de la Semana Santa, algo que ya se conocía de antemano y que sorprendentemente no se tuvo en cuenta o directamente se ocultó engañando a la opinión pública cuando aseguró que las medidas serían adaptadas a la situación epidemiológica.
El deporte avanza.
Nominalmente, Ibiza pasa de fase 3 a fase 2, la única isla que experimenta cambios, salvo el levantamiento de las medidas específicas para la Semana Santa que acordaron las comunidades y el Gobierno en el marco del Consejo Interritorial y que será de carácter general. El principal efecto de la revisión parcial de las resticciones lo vivirá el mundo del deporte, ya que volverá el público a las competenciones nacionales, las competiciones para mayores de 12 años y los entrenamientos con contacto para los menores de esa edad. También habrá mayor permisividad en los gimnasios, comercios, centros de ocio infantil y de mayores, representaciones culturales y lugares de culto.
La hostelería, la gran perjudicada.
Que la hostelería sea el único sector que mantiene las restricciones anteriores es una contradicción respecto a la situación epidemiológica y una discriminación respecto a otras actividades difíciles de sostener. No es suficiente razón de peso para perjudicar a empresarios y trabajadores el riesgo de tener que dar paso atrás si la situación lamentablemente empeora y así lo aconseja. El Govern ha castigado a la hostelería sin razón.