Las elecciones a la Comunidad de Madrid que se celebrarán el 4 de mayo trascienden el ámbito regional y han adquirido repercusión nacional gracias a la directa participación de los líderes de las grandes formaciones. Incluso han motivado la dimisión de un vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, para encabezar la candidatura de Unidas Podemos. La crispación, las descalificaciones y la radicalidad han creado un clima político tóxico, alimentado por la provocación que practican la candidata de Vox Rocío Monasterio y el líder de Unidas Podemos principalmente, enfangando esta campaña electoral, que ha naufragado en el extremismo y la agresividad. El punto de inflexión se vivió en el penoso debate convocado por la cadena SER que saltó por los aires tras relativizar y cuestionar Monasterio las amenazas recibidas por el ministro del Interior, la directora general de la Guardia Civil y su rival electoral de Unidas Podemos, Pablo Iglesias.
Diálogo y contraste de ideas.
Los ciudadanos constatan, desasosegados, que hoy no es posible el diálogo sereno ni el contraste racional de ideas entre adversarios políticos. Un sistema cívico de derechos y libertades, como el que sustenta la Constitución de 1978, no ampara los discursos de odio que ofenden y provocan rencor y que han de ser erradicados del debate político. No sólo Vox debe renunciar a la estrategia de agitación, también Bildu ha de condenar sin paliativos el terrorismo de ETA, Unidas Podemos no puede aplicar distintos criterios según a quien afecten los actos violentos, y los dirigentes catalanes deben evitar el desafío al ordenamiento jurídico y, por lo tanto, a la convivencia en el que siguen instalados.
La crispación agrava la crisis.
Las reglas de oro de la democracia consisten en la confrontación con respeto al adversario y la alternancia en los gobiernos. En caso contrario, se destruye la libre participación. La emergencia sanitaria, social y económica originada por la pandemia ha de dar paso al entendimiento y la cooperación, porque la crispación y la intransigencia acentúan y agravan la crisis.