Aunque con una elevada tasa de no presentados, el 45 por ciento en Ibiza, la Conselleria de Educación llevó este sábado a cabo las pruebas de acceso a las 1.144 plazas en todos los niveles del sistema educativo de todas las islas. La convocatoria venía arrastrada del pasado año, cuando se tuvo que suspender como consecuencia de la pandemia. El objetivo de estas oposiciones no es otro que reducir la elevada tasa de interinidad con la que trabajan los profesionales de la enseñanza, la cual se quiere rebajar al 23 por ciento al final del proceso actual; dato que pone de relieve el elevado grado de inestabilidad en el cual vienen desarrollando su labor los docentes en Baleares.
Un problema crónico.
La interinidad se ha convertido en el mundo de la enseñanza en una situación cronificada para miles de docentes, siempre por diversas causas pero en la mayoría de las ocasiones por la falta de interés de la propia Conselleria; una dinámica heredada desde hace legislaturas. Con el pretexto de las crisis económicas y la prohibición de nuevas oposiciones de trabajadores públicos, los centros escolares se han visto en la obligación de tener que trabajar con plantillas inestables e improvisadas; una circunstancia que repercute en la calidad de la enseñanza que reciben nuestros jóvenes.
Esfuerzo importante.
El Govern, en el caso de este sábado la Conselleria de Educación, está tratando de revertir la situación. En los últimos meses se han sucedido las convocatorias para los diferentes cuerpos de la Administración General, Sanidad y, ahora, Educación. Corregir la precariedad laborar también es una obligación de los responsables institucionales, cronificar la interinidad de los trabajadores públicos es un error que se comete con insistencia y que acaba generando situaciones personales muy complicadas. Reducir la provisionalidad laboral de nuestros docentes debe suponer un avance importante en la mejora de la calidad de la enseñanza en las aulas y en la calidad de vida de los profesionales.