El alcalde de Ibiza, Rafa Ruiz, debe rectificar la sumisión total a los intereses de la UD Ibiza de la que ha venido haciendo gala en los últimos meses y empezar a ejercer de primer edil de todos los ibicencos en el caso Can Misses de una vez. Ello no supone discutir el éxito deportivo que ha supuesto el ascenso del equipo celeste a Segunda División ni los beneficios que supondrá para la ciudad y la isla en su conjunto y, por ello, el apoyo municipal a la aventura. Estos argumentos, no obstante, no pueden ser la justificación para que Amadeo Salvo pisotee los derechos de otro club a su antojo actuando como un pequeño dictador que incumple un convenio de uso de una instalación municipal a su antojo y extorsiona a otro club con el objetivo de que no firme un convenio con el Grupo Prensa Pitiusa bajo la amenaza de perder el patrocinio firmado con la UD Ibiza.
Éxito empañado.
Todo ello está empañando el éxito deportivo, por la torpeza del gobierno municipal, primero, y por la inaceptable reacción de la sociedad celeste después. El equipo de Juan Carlos Carcedo arranca hoy la andadura en Segunda División, un partido histórico que lamentablemente llega en plena fractura provocada por el caso Can Misses y que lejos de cerrarse se agranda.
Tibia reacción municipal.
A pesar de que todos nuestros lectores pudieron leer íntegramente el bochornoso burofax enviado por Amadeo Salvo al presidente del CD Ibiza, Antonio Palma, reproducido tanto en la edición de papel como en la digital, el Ayuntamiento de Ibiza quiso no darse por enterado ayer del contenido del mismo y evitó dar respuesta a la agresión. El Ayuntamiento únicamente aseguró que «velará por el estricto cumplimiento del convenio firmado y de los derechos que este otorga a ambas entidades deportivas» y que «los servicios jurídicos estudiarán la situación y, si es oportuno, tomarán las medidas que corresponda». Esta tibia reacción ante un hecho tan grave supone una oportunidad perdida para que el Ayuntamiento asuma el liderazgo que se le supone y que imponga la racionalidad y el sosiego que hace falta para reconducir una situación que lleva camino de generar un cisma aún mayor en el mundo del deporte del que costará recuperarse. Rafa Ruiz y Elena López deben dejar de actuar de parte, ser neutrales y trabajar para que vuelva el respeto y la concordia entre los clubs implicados de una vez.
Seguiremos informando.
Los intentos de Amadeo Salvo de condicionar la línea editorial de Periódico de Ibiza y Formentera repugnan. Además, son en vano, ya que seguiremos ejerciendo la responsabilidad de informar a nuestros lectores de los hechos relevantes que vayan sucediendo en este asunto y en otros. Es nuestra responsabilidad y deber y nada ni nadie, por muy poderoso que se crea, podrá impedirlo. Vetar a un medio de comunicación primero, impidiendo que nuestros lectores puedan leer entrevistar a jugadores, técnicos y directivos, es una manera burda de querer condicionar nuestra línea editorial e independencia. La burda reacción a la publicación del veto es un vergonzoso chantaje, al que nunca debió sucumbir el HC Eivissa, por mucho que sea comprensible la necesidad de mantener los 50.000 euros al año del patrocinio de la UD Ibiza. La UD Ibiza debe procurar los mayores éxitos deportivos y sociales en lugar de perseguir dañar la reputación del Grupo Prensa Pitiusa, empresa editora de este periódico y de la Televisió d'Eivissa i Formentera (TEF). Los profesionales de Periódico de Ibiza y Formentera no cejarán en su empeño de ofrecer la mejor información de la evolución deportiva del equipo más representativo de Ibiza, al que deseamos los mayores éxitos y que pueda llegar a ascender en el menor breve espacio de tiempo a Primera División.