El compromiso del Govern de que liquidará en este mismo mes de septiembre las ayudas por un importe 855 millones para resarcir de la crisis a unas 12.000 empresas de las Islas es, sin duda, un desafío político y administrativo de primer orden. Trabajadores autónomos, establecimientos comerciales y empresas de los sectores productivos recogidos en el decreto tiene en estas líneas de subvención pública un asidero imprescindible para dejar atrás la crisis generada por la pandemia. Los resultados más que aceptables de la temporada turística en Baleares no pueden restar trascendencia a la importancia de estos fondos, cuya distribución el Ejecutivo quiere acelerar al máximo.
Amplio el tejido empresarial.
Uno de los aspectos más notables de esta línea de ayudas es su transversalidad, circunstancia que garantiza el acceso a la liquidez de manera simultánea a buena parte del entramado empresarial de Baleares. Lograr esta inyección casi simultánea de los 855 millones de euros, tal y como se plantea desde el Govern, supone un importante avance para el conjunto de la economía balear. Este escenario era impensable apenas unos meses atrás, más teniendo en cuenta la dureza de las consecuencias de la pandemia en la economía balear desde el mismo momento en el que quedó paralizada su principal fuente de ingresos, el turismo.
Dejar atrás la pesadilla.
El anuncio de este jueves debe suponer un punto y aparte en el paisaje económico de las Islas, más cuando coincide con una mejora sustancial de todos los datos relacionados con la contención del virus. El impacto de los 855 millones que se distribuirán permite dibujar un horizonte más optimista de cara a los próximos años, no sólo en el terreno económico, también en el social en lo que supone de creación de empleo. Baleares pasa página de la crisis, pero también es el momento de avanzar sin cometer los errores del pasado; una oportunidad que no se puede desaprovechar.