Apenas 24 horas después de la escenificación del primer gran desencuentro del curso político, la reacción del Partido Popular ha sido tan rápida como complaciente para Vox. El asunto de la libre elección de lengua en la educación se desbloqueará en los próximos días. Los pormenores de esta proposición no de ley se concretarán en las próximas horas, aunque la formación de Abascal parece haber asumido la voz cantante. Aunque el PP se ha esforzado en enfriar el relato, se trata de una concesión en toda regla. De hecho, no había otro camino para intentar sacar adelante los Presupuestos.
De la calma al terremoto
Hasta ahora, Prohens y su equipo no habían tenido excesivos problemas con su socio, entre otras cosas, porque no se había abordado ningún tema sensible. Vox se mostraba complaciente, aunque cada cierto tiempo lanzaba algún aviso. Llegado el momento de decidir sobre la elección del idioma en los colegios, el socio del PP decidió esconder la mano y provocar un terremoto en el Parlament. Para un partido donde el léxico adquiere una relevancia atómica, los gestos también tienen mucho peso. Su energía descolocó al PP, que no pudo sacar adelante el techo de gasto, un paso crucial para poder aprobar los Presupuestos de la Comunitat.
Los problemas internos de Vox
El golpe sobre la mesa de Vox acabó desnudando los problemas internos que arrastra la formación en Balears desde hace un buen puñado de meses. Xisco Cardona, que el martes defendió apoyar el techo de gasto, fue ayer fulminado a la hora del desayuno. El cese del antiguo sacerdote menorquín como portavoz adjunto en el Parlament fue una demostración de fuerza del ala dura, aunque eso no oculta la guerra interna que arrastra desde que trascendió el enfrentamiento entre Jorge Campos y Fulgencio Coll. Algunos de sus líderes responsabilizan a los medios de sus batallitas, pero la realidad suele ser tozuda y obstinada.