Llorenç Córdoba, presidente del Consell de Formentera, ha iniciado una particular cruzada contra el Govern. Dice que defiende los derechos de Formentera y que por ello no mantendrá un «incondicional» apoyo al gabinete de la presidenta balear. La principal reponsabilidad de Córdoba es buscar lo mejor para Formentera, eso es algo obvio, pero tiene que hacerlo con responsabilidad y sentido común. El problema de Córdoba es que pretende iniciar una cruzada sin tener en cuenta a sus socios de gobierno y que se erige como un político independiente cuando él sabe que sin las siglas de los partidos que le han dado su apoyo no hubiese ni salido conseller. A partir de ahí, Córdoba debería reflexionar si ha iniciado el mejor camino.
Falta de transparencia
El presidente del Consell de Formentera ha decidido no hablar claro. Se dedica a enviar mensajes a los medios de comunicación crípticos que solo entiende él. Se trata de una manera insólita de hacer política porque lo que se exige a los responsables públicos es claridad y transparencia. Sin embargo, da la sensación de que Córdoba oculta algo que no quiere explicar a los ciudadanos de Formentera.
Graves consecuencias
El órdago de Córdoba ya tuvo anoche las primeras consecuencias. Los integrantes de Sa Unió, Partido Popular y Compromís per Formentera, redactaron un comunicado conjunto en el que dejaban claro que Córdoba actúa en solitario y critican sus veladas amenazas al Govern de Prohens. Dicho comunicado se hará público una vez se reúnan con Córdoba esta mañana. La situación de Córdoba a partir de ahora se complica sobremanera. La crisis en Formentera no ha hecho más que empezar y puede ocurrir cualquier escenario, pero no parece descabellado pensar que sin los apoyos de sus socios Córdoba se vea obligado a dar un paso atrás. Lo que está claro es que sus amenazas veladas al Govern de Prohens han provocado el efecto contrario y ahora todo el foco se sitúa en su figura. Ha actuado con una gran torpeza política y eso suele tener consecuencias graves.