El presidente del Consell de Formentera, Llorenç Córdoba, declaró el martes en Palma que su apoyo al Govern de Prohens «está claro desde el primer momento» para luego culpar a «algunos» de «querer hacer creer lo contrario». Córdoba regresaba al Parlament para participar en la sesión parlamentaria de presupuestos, que finalmente contarán con su voto. Córdoba ya no recuerda que hace unos días, cuando Sa Unió pedía insistentemente su dimisión, dijo que el problema era que Prohens le había engañado a él y a todos los ciudadanos de Formentera al decir que modificaría los deslindes. También declaró que no estaba satisfecho con la postura del Govern en relación con las inversiones en Formentera, pero parece que todo esto no lo dijo y ha sido inventado por no se sabe quien.
Un mal papel
Será muy difícil para los habitantes de Formentera estar representado por un presidente cuyo único objetivo es ganar más dinero porque no le bastan los 90.000 euros que gana cada año. Las inversiones fallidas y sus gastos familiares, como él mismo ha dicho, requieren un sobresueldo de 4.000 euros. Esa es la principal preocupación de Córdoba, cuya postura cada vez es más inquietante y debería ser motivo de preocupación. Porque lo que está claro es que no tiene ninguna intención de dimitir. Hacerlo le supondría dejar de percibir unos ingresos mensuales que no está al alcance de cualquiera.
Desconcertante el PSOE
Si la postura de Córdoba es indefendible, muy llamativa también es la posición de los socialistas de Formentera, que han pasado de proteger al presidente del Consell al criticarle por apoyar los presupuestos. Parece obvio que a Rafa Ramírez no le ha salido bien la jugada ya que posiblemente esperaba desde Formentera que Córdoba boicotease las cuentas de Prohens, pero no ha sido así. Ahora Ramírez debería meditar si debe mantener su complicidad interesada con Córdoba o analizar si el Consell de Formentera puede seguir en la actual situación.