La presidenta del Govern, Marga Prohens, anunció este pasado martes, en el transcurso de la sesión de control al Ejecutivo en el Parlament, que ultima un proyecto piloto para calcular mediante herramientas tecnológicas la carga que soportan determinadas zonas turísticas de las Islas. Admitió que de la misma manera que ocurre en los principales destinos turísticos, en Baleares también hay «determinados puntos emblemáticos» que se ven afectados por el turismo masivo, lo que atribuye al «efecto llamada de determinadas redes sociales». El resultado es una «innegable congestión en los meses punta» en temporada alta. Este plan piloto incluirá la instalación de sensores para calcular el grado de ocupación mediante parámetros como la concentración de móviles durante varias horas del día. Se trata, por tanto, de obtener datos objetivos que puedan ser analizados y adoptar decisiones.
Regiones insulares con limitaciones
Somos una región insular y, por tanto, los recursos –tanto naturales como los productos que es preciso importar para mantener la población local y los visitantes– y las capacidades están sometidas a limitaciones y restricciones. Cada isla –en función del territorio, sus infraestructuras, equipamientos y servicios– tiene unas determinadas posibilidades. No cabe la generalización, sino diferenciar cada territorio insular.
Debate vital sobre el decrecimiento
El conjunto de Baleares ya renunció hace tiempo a seguir creciendo de manera indefinida. Pero cuando se avecina una nueva temporada de récords, cuando se acentúa la sensación de agobio y saturación en playas, carreteras, terrazas, bares y restaurantes, resurge la controversia sobre el modelo turístico. Es un debate vital al que caben sumar nuevos elementos, entre ellos, el último trabajo de Impulsa Baleares, donde ha quedado al descubierto el retroceso de la renta per cápita de los ciudadanos de las Islas durante los últimos años.