Cáritas, entidad social ligada a la Diócesis de Ibiza y Formentera, lanzó este lunes un SOS para las familias pitiusas. Advirtió sobre el drama que está provocando el precio de la vivienda en las islas, lo que obliga a unas 300 familias a pedir alimentos porque, a pesar de tener un trabajo, no llegan a fin de mes por los precios que se pagan por los alquileres. El coordinador de Cáritas, Gustavo Gómez, advirtió que no se puede normalizar que se paguen 700 o 1.000 euros por una simple habitación en Ibiza. Cáritas es partidaria de limitar los precios de los alquileres y, al mismo tiempo, dar incentivos a los propietarios para que saquen al mercado sus inmuebles.
Limitar y proteger.
Desde hace años se están planteando propuestas para aumentar la oferta de pisos de alquiler a precios razonables. La limitación de tarifas que propone la izquierda se plantea como una solución, pero la ley de la vivienda que está en vigor ha provocado el efecto contrario al que se perseguía. Es decir, los propietarios han retirado del mercado pisos que antes alquilaban por la intervención de la administración. La otra propuesta que plantea Cáritas es proteger a los propietarios. Esta idea puede ser el único camino posible para que los propietarios tengan la garantía de que cobrarán los alquileres y, al mismo tiempo, disfrutarán de algún beneficio fiscal, pero nunca ha habido el más mínimo interés en profundizar en esta fórmula para solventar el problema de la falta de pisos de alquiler.
Urgencia.
El debate sobre la vivienda debe servir para que todos los actores políticos y sociales de Ibiza y Formentera profundicen en la necesidad de buscar una solución con urgencia. Cáritas conoce perfectamente el problema porque muchas de las familias que acuden a buscar alimentos lo están padeciendo. Son familias que tienen trabajo pero que no disponen de suficientes recursos para pagar el alquiler y, al mismo tiempo, pagar el resto de gastos cotidianos. Las administraciones no pueden ponerse de perfil y no afrontar el drama que se vive en las islas. No es un tema de competencias. Hay mucho en juego y nadie puede quedarse con las manos cruzadas sin hacer nada.