La comparecencia del exdirigente socialista Santos Cerdán en el Senado no ha servido para despejar dudas sobre la presunta corrupción que envuelve al PSOE nacional sino más bien para confirmarlas. Lejos de ofrecer explicaciones claras a los ciudadanos, el exsecretario de Organización del PSOE optó por el victimismo, por denunciar unas supuestas conspiraciones y por parapetarse tras una supuesta «Inquisición» que, curiosamente, estaría formada por jueces, fiscales, la Guardia Civil y el propio Congreso. Incluso cargó contra el que fue su partido y se mostró visiblemente incómodo durante su comparecencia.
Escándalo tras escándalo
El llamado ‘caso Koldo’, que también es el ‘caso Cerdán’, ya no es una anécdota ni un problema menor que el PSOE pueda despachar con una expulsión rápida y un comunicado de crisis. Es una trama de presunta corrupción que alcanza al corazón mismo del partido y al entorno más cercano de Pedro Sánchez. Ábalos, Koldo García y Santos Cerdán conforman una cadena de responsabilidades políticas que nadie puede seguir negando con credibilidad. No se trata de ‘manzanas podridas’ sino de un sistema que presuntamente funcionó durante años bajo el amparo del poder.
Pieza secreta
En paralelo, que la Audiencia Nacional haya abierto una pieza separada y secreta para investigar los pagos en metálico del PSOE entre 2017 y 2024 es un hecho gravísimo. Los jueces no actúan por capricho ni por presión política sino por indicios de delito. Y cuando un partido pide que se decrete el secreto para evitar que se conozca su funcionamiento interno, la pregunta es inevitable: ¿qué temen que salga a la luz? Hasta el momento son muchas las incógnitas y los escándalos que están cercando cada vez más a un PSOE que está muy lejos de lo que fue antaño. En paralelo, el Gobierno liderado por Pedro Sánchez cada vez muestra más síntomas de agotamiento, pero el líder socialista se resiste a buscar soluciones, pues su principal intención es agotar la legislatura pese que ello implique pisotear la historia del PSOE.