La construcción del dique de abrigo en Botafoc, impulsada económicamente apenas hace unas semanas por la Unión Europea, continúa cargada de polémica, como no podía ser de otra manera, tras su costoso y divergente alumbramiento.
Las declaraciones realizadas a este periódico en la edición del pasado miércoles por el presidente de la Autoritat Portuària de Balears, Lluís Ramis d'Ayreflor, en las que aseguraba que su organismo no tenía prevista ninguna otra inversión en la zona han vuelto a levantar las voces de protesta entre los afectados, en este caso los vecinos de la Marina. En un principio, esta asociación vecinal confiaba en que la construcción de este dique traería con sigo una remodelación del muelle y se solventarían así los problemas que vienen padeciendo desde hace bastantes años con el muelle de carga y descarga situado en este histórico barrio y que, según ellos, está destruyendo la zona. Para este colectivo, sin esta obra no se podrán solucionar las molestias originadas por los ruidos del constante tráfico portuario.
El proyecto presentado por la Autoritat Portuaria no incluye la remodelación de este muelle, que según la resolución de impacto ambiental publicada en el BOE el 26 de julio de 1994 así lo establece. Los vecinos alegan que Autoritat Portuaria, al negarse a ejecutar las obras del muelle, está incumpliendo lo establecido en la resolución de impacto ambiental.
Legislación al margen, lo que resulta paradójico es que con la construcción del dique de abrigo de Botafoc, que lógicamente favorecerá el tránsito de embarcaciones en nuestro puerto y aportará importantes soluciones a los problemas de seguridad y agitación, no se resuelvan las dificultades que viene sufriendo esta zona de indudable valor histórico-artístico.