Cada vez son más las fuerzas y sectores que se unen para demandar una solución que ponga fin a los riesgos que existen en el tramo de las discotecas de la carretera de Sant Antoni. Taxistas y responsables del discobús han hecho llegar su voz solicitando mejoras de iluminación y señalización en los cruces que llevan a los accesos de las discotecas. Al mismo tiempo, distintas instituciones políticas de la isla han hecho público su firme deseo de mediar con los responsables de las discotecas para intentar llegar entre todos a un compromiso que sirva para paliar los riesgos que se derivan del trayecto que tienen que realizar los jóvenes cuando acuden y salen de estos establecimientos.
El conseller de Foment, Josep Lluís Ferrer, se unió ayer a esta iniciativa. El representante del Govern, sin embargo, no se limitó a realizar una mera declaración de intenciones. Ferrer, en declaraciones realizadas en uno de los cruces más peligrosos de este tramo, avisó que las discotecas deben cumplir todas las medidas de seguridad y que ello incluye su colaboración para acabar con uno de los principales «puntos negros» de las carreteras de Eivissa. Ferrer fue explícito cuando advirtió de la posibilidad de decretar el cierre de estos establecimientos si no se ponía fin a su «conflictividad».
El vicepresidente del Consell y conseller de Transports, Vicent Tur, por su parte, prefirió hablar en este mismo escenario de «la suma de pequeñas soluciones». El diálogo, una vez más, debe imponerse para conseguir logros frente a otras medidas más drásticas, haciéndose más necesario y evidente si cabe cuando hay vidas por delante. El objetivo que ya se ha propuesto es que haya soluciones que sean eficaces para la próxima temporada turística. No caben más demoras ante una situación que se ha venido repitiendo verano tras verano.