Hasta ahora una persona que, por ejemplo, había sido víctima de un delito en la playa de ses Salines o en Platja d'en Bossa debía trasladarse al cuartel de la Guardia Civil de Sant Antoni, situado a más de veinte kilómetros de distancia, para tramitar la correspondiente denuncia. Este hecho suponía un gran inconveniente tanto para las personas que sufrían los delitos como para los propios agentes encargados de velar por la seguridad.
Ahora, con el plan concreto que han elaborado la Guardia Civil y la dirección insular, y que avanzaba ayer este periódico, se prevé la instalación de oficinas de atención al ciudadano en los puntos más calientes del litoral pitiuso, es decir donde se generan la mayor parte de los delitos en la temporada turística. En una primera acción, que se implantará este mismo verano, se instalarán dos oficinas de denuncias, una en Sant Antoni y otra en Platja d'en Bossa, para que se puedan subsanar los inconvenientes que sufrían las víctimas hasta ahora. Además, estos centros servirán de puntos de reunión para los distintos cuerpos policiales que vigilan las zonas, y así poder actuar con mayor efectividad para atajar los delitos.
Esta medida supone un punto de inflexión en la eterna lucha por mitigar las oleadas delictivas que se producen la época estival y que provocan cierto clima de inseguridad entre los que nos visitan y los que residimos en la isla durante todo el año. La seguridad es un elemento clave en toda sociedad moderna y más en un lugar que mama del turismo y que, por lo tanto, está obligado a garantizar una estancia segura a todos los que nos visitan. Así, si las instituciones que se encargan de proyectar un turismo de calidad se conciencian en cuidar aspectos sociales tan importantes como éste se habrá dado un paso muy importante para conseguir un lugar más habitable y atractivo.