Todo está decidido. Ya no hay tiempo ni sitio para discursos, mítines o comsignas. Los únicos que siguen pidiendo el voto a los casi dos millones de electores vascos convocados hoy a las urnas son los carteles pegados en las paredes de cada municipio vasco. Los meteorólogos prevén un día nublado, templado y sin lluvia, lo que puede empujar a los vascos a batir un récord de participación en la cita con las papeletas más decisiva y disputada de la historia de la democracia en Euskadi.
La atención del mundo entero está puesta en ese pequeño país verde y montañoso que genera noticias a diario, aunque la mayoría sean negativas. Más de trescientos periodistas de cincuenta países "algunos tan remotos como Japón o México" acudirán hoy al centro de información electoral instalado en la Lehendakaritza, que promete ofrecer el resultado definitivo a las once de la noche.
Sin duda el país entero estará a esas horas pegado a la televisión, a la radio o a internet para saber quién deberá dirigir el destino del País Vasco durante los próximos cuatro años y, lo que es más importante aún, con qué apoyos.
Siete partidos "polarizados en dos bloques, nacionalistas y constitucionalistas" luchan por repartirse los 75 escaños "25 por cada provincia, a pesar de sus enormes diferencias demográficas" que compondrán el séptimo Parlamento autonómico en una jornada vigilada de cerca por cinco mil agentes policiales. Hasta ahora siempre ha sido el PNV el partido más votado, aunque nunca ha logrado la mayoría absoluta. Para hoy tenemos que desear, antes que nada, que la fiesta democrática se celebre en paz, que los vascos "todos" acudan con serenidad y libertad a ejercer el derecho al voto y que, finalmente, la voluntad del pueblo quede reflejada en su institución más importante. Sin exclusiones.