La Caja de Ahorros de Balears, Sa Nostra, acaba de vivir una pequeña convulsión al presentar su dimisión el presidente de la entidad, Miquel Capellà, por no obtener suficientes apoyos a su propuesta de convertirse en presidente ejecutivo con mayor poder decisorio. Su consejo de administración, formado por diversos colectivos que representan tanto a clientes como a los fundadores, trabajadores e instituciones públicas, como ayuntamientos y consells insulars, le dejó en minoría ante su proyecto. La dimisión, aunque drástica, es una salida que honra a Capellà y deja vía libre a la elección de un candidato de consenso que consiga devolver la estabilidad a la caja de ahorros, que, pese a todo el barullo interno, acaba de hacer públicas unas cifras muy positivas. Dos días después de la dimisión de Capellà, se dan a conocer unos resultados que avalan el trabajo de todo el equipo directivo de Sa Nostra, que consolida su liderazgo en Balears. ¿Desconocía estas cifras el consejo cuando votó en contra de Capellà?
Sin lugar a dudas, Miquel Capellà impulsó un nuevo estilo de trabajo en la veterana entidad, para modernizarla y fijar unos objetivos más allá del siguiente ejercicio anual. Era una apuesta valiente pero que conllevaba ciertos riesgos si no se podía neutralizar a los patronos "representantes de los fundadores y poco dados a cambios que signifiquen pérdida de influencia" y los altos directivos, que tradicionalmente han ejercido un gran poder en la entidad. Capellà calculó mal sus apoyos y no logró el respaldo suficiente.
Es indudable que Sa Nostra debe adoptar determinados cambios, pero, a la vista de lo sucedido, habrá que consensuarlos con los distintos sectores representados en los órganos de dirección. Sin olvidar que la entidad debe desprenderse de cualquier etiqueta política.
Ahora hace falta que, en el menor plazo posible, Sa Nostra cierre esta crisis, eligiendo un nuevo presidente. Por razones obvias, debe ser un candidato con un perfil muy distinto de Capellà. Y empezar una nueva etapa.