Desde que el Gobierno anunció que los vuelos entre islas del archipiélago balear se iban a declarar de interés público, muchas fueron las noticias surgidas desde este periódico en las que se demostraba que con tal declaración los precios de los billetes lejos de bajar iban a aumentar de forma considerable, sobre todo teniendo en cuenta que las tarifas «minis» y otras reducciones que había anteriormente desaparecerían. Desde el pasado viernes el servicio público de los vuelos entre islas es una realidad, como lo es que el precio máximo de un trayecto entre Eivissa y Mallorca, sin aplicar ningún tipo de reducciones es más barato que el anterior. El problema viene cuando el usuario se encuentra que reservando un billete con anterioridad, algo habitual y lógico en la mayoría de pasajeros, no consigue las ofertas anteriores y se tiene que ceñir al precio marcado por este nuevo servicio.
«Yo nunca encuentro tarifas minis para viajar». Con estas declaraciones se desprendió en su día el presidente del Consell, Pere Palau, para justificar que la retirada de estos descuentos no afectaría al usuario. Pero, para demostrar que Palau se equivoca, ahí están los estudiantes, en mayor medida, o familiares y profesionales baleares que trabajan en otras islas , que a menudo viajan con este servicio y que se valen de las ofertas para sacar sus billetes. Si la retirada de las ofertas ya era una mala noticia para el usuario, hay otros aspectos de esta declaración que se deberían resaltar. En primer lugar, el agravio comparativo con Canarias, cuyos vuelos entre islas y en similares distancias son más baratos, llegando incluso a mitad de precio. Y en segundo lugar, y no por ello menos importante, es que a los residentes ibicencos lo que realmente les preocupa son las conexiones con la península, que cada vez son menores y cuestan más. Es ahí, dónde se debería fijar el servicio público de los vuelos.