Adquirir una vivienda siempre ha sido difícil. Y ahora sigue siéndolo, aunque el bajón histórico de los tipos de interés ha provocado un boom que ha lanzado a la mayoría de la población a comprar un piso a pesar del paralelo aumento espectacular de los precios. Sin embargo, hay que situar las cosas en su justa medida y no llevarse las manos demasiado a la cabeza ante el hecho de que un metro cuadrado construido ahora mismo en Balears cueste dos mil euros.
De entrada, hay que decir que hace diez años los precios en nuestras Islas eran irrisorios. Era casi inevitable una subida, aunque éste se ha producido de golpe, en poco tiempo y con inmensa rapidez, lo que nos ha deparado más de un susto y, también, más de un negocio redondo para los que ya eran propietarios entonces.
Ahora esos precios elevados ponen la tarea de comprar vivienda en un nivel de dificultad que antes se debía a los altísimos tipos de interés. Hoy, por tanto, sigue siendo difícil comprar, pero este hecho no ha provocado un parón en las ventas, bien al contrario, el mercado inmobiliario es todavía fructífero y ágil.
Lo preocupante es que desde el Gobierno de Zapatero y desde algunos organismos internacionales, como el Fondo Monetario Internacional, se piense que todavía es demasiado fácil hacerse propietario de una vivienda en España. De ahí que reclamen medidas como la paulatina eliminación de las desgravaciones fiscales que hoy disfrutamos, prácticamente sin aportar más alternativas que promover el mercado del alquiler, hoy tan inaccesible como la compra y, desde luego, mucho menos rentable.
Así las cosas, habrá que esperar que el tan cacareado «plan de choque» del Gobierno dé sus frutos y el precio de la vivienda, que no bajará, al menos deje de crecer a estas marchas tan forzadas.