Que la actividad sexual en estas Islas se sale un poco de lo habitual es algo que sabemos todos, por la influencia que en este ámbito tiene el negocio turístico. A nuestras Islas llegan anualmente millones de visitantes y muchos de ellos encuentran aquí algunos goces distintos de la playa y el paseo. Y, por otra parte, la proliferación de zonas de diversión nocturna favorece el contacto y, en cierto modo, la promiscuidad. Por eso sorprenden los resultados de un informe sobre la transmisión de enfermedades sexuales. El estudio desvela que somos la cuarta comunidad autónoma donde menos preocupa la protección a la hora de mantener relaciones íntimas, la primera en porcentaje de diagnósticos de enfermedades de transmisión sexual y la tercera en cuanto a temprana edad de inicio en la sexualidad activa (un preocupante 3 por ciento antes de los 14 años).
Una conducta irresponsable (el 35% no utiliza anticonceptivos) que, inevitablemente, conlleva consecuencias gravísimas, desde la transmisión de enfermedades -entre ellas el sida- hasta embarazos no deseados y, por consiguiente, abortos.
Parece impensable, puesto que el 96,38 por ciento de los adultos encuestados conoce que las relaciones sexuales son una de las principales vías de contagio del virus del sida, así que esta situación parece más bien ser fruto de la insensatez que de la ignorancia.
Así las cosas, habría que plantearse seriamente una estrategia institucional para garantizar que estos comportamientos vayan cambiando hacia conductas más responsables, seguramente incidiendo de forma tenaz y firme en la educación de las nuevas generaciones que, en demasiadas ocasiones, hacen gala de muy poco conocimiento en estos aspectos.