El acto institucional celebrado ayer en Eivissa con motivo del Dia de les Illes Balears estuvo marcado por las protestas de los «antiautovía», a los que el presidente Jaume Matas, en el pleno del Parlament, pidió respeto, y por la ausencia de la oposición a causa de la política viaria del Govern. Las protestas ante el recinto ferial de Eivissa, fuertemente protegido por el Cuerpo Nacional de Policía, ensombrecieron lo que debería haber sido una jornada festiva. El acto, de puertas para adentro, resultó muy brillante, pero no se puede olvidar que mientras casi dos mil personas aplaudían a los premiados, varios cientos se manifestaban. Eran un fiel reflejo de la confrontación y crispación que el asunto de las autovías está provocando en Eivissa. Los líderes de los partidos deberían hacer un esfuerzo para rebajar la tensión actual.
Incidentes aparte, resultó sorprendente la nueva propuesta lanzada por el president Jaume Matas en su discurso de incluir en el nuevo Estatut una cláusula que obligue al Gobierno central de turno a invertir en Balears cada año un 3 por ciento de la inversión total del Estado en toda España, lo que significaría 3.000 millones de euros en los próximos diez años. Esta cantidad serviría para paliar el déficit histórico que padecen las Islas y, además, para hacer frente al incremento de la población causado por la inmigración. Matas aseguró que la propuesta contará con el apoyo del Grupo Popular en el Congreso de los Diputados. Ciertamente no es ésta una cuestión menor, sino, tal vez, la que mayor importancia debe tener, por cuanto el déficit del Estado con respecto a Balears, tras sucesivos gobiernos de diferente color político en Madrid, se ha ido incrementando, de tal modo que cualquier comparación pone de relieve un enorme agravio comparativo respecto a los ciudadanos de otras comunidades autónomas.
Es esencial avanzar en el terreno de la financiación para poder conseguir un auténtico autogobierno. Y no será posible sin un gran acuerdo entre todos los partidos.