No ha sido una mera casualidad que las primeras audiencias que ha concedido el Rey durante su estancia estival en Mallorca hayan incluido al president del Govern, Francesc Antich, a alcalde del municipio donde ocurrió el atentado y a la Federación Hotelera de Mallorca, que agrupa a los principales empresarios del sector en Balears. Don Juan Carlos, al igual que el resto de la Familia Real -el posado de los príncipes de Asturias con sus hijas en el Parc de la Mar ha sido portada en toda la prensa nacional y parte de la extranjera-, ha querido dejar patente su afecto sincero por las Islas en unos momentos tan delicados como los actuales, en los que un salvaje atentado de la banda terrorista ETA, además de segar la vida de dos guardias civiles, puede afectar negativamente a una temporada turística con unos registros discretos.
Don Juan Carlos ha querido recabar información de primera mano sobre cómo se están comportando los principales mercados emisores -Gran Bretaña y Alemania- tras la bomba de Palmanova, un gesto que no ha pasado desapercibido para los hoteleros, los cuales han apreciado el mensaje de tranquilidad que se está lanzando al exterior por parte de la Familia Real, cuyos integrantes no han modificado ni un ápice su agenda inicial para estas vacaciones, además de agradecer su actitud respecto a Balears.
Cincuenta y cinco cancelaciones turísticas en Palmanova-Magaluf es una cifra ridícula respecto al conjunto de la oferta turística de la zona, pero ello no menoscaba la actitud del Rey, que ha tomado la iniciativa con la convocatoria de las importantes audiencias en el Palacio de la Almudaina, el mismo marco en el que se instaló la capilla ardiente de Diego Salvà y Carlos Sáenz de Tejada.