La banda terrorista ETA llevó a cabo durante toda la jornada de ayer una auténtica ofensiva con la colocación de diversos artefactos en distintos puntos de Palma, todos ellos de escasa potencia y que, por fortuna, no han causado víctimas y sólo han provocado desperfectos materiales de escasa entidad. En todo caso, los efectos de la estrategia etarra se centran en el impacto social y económico de sus acciones, una auténtica demostración de fuerza apenas una semana después de haber perpetrado un atentado mortal contra dos guardias civiles en Palmanova.
La planificación con la que se han colocado las distintas bombas evidencian que Balears, Mallorca, sigue albergando un comando etarra a pesar del enorme despliegue policial ejecutado después de la bomba en Palmanova y, como ya es habitual cada año, por la presencia de la Familia Real en el palacio de Marivent. ETA trata, por todos los medios, poner de manifiesto que los anuncios de debilitamiento realizados desde el Gobierno no son ciertos y que mantiene, incluso en un enclave tan particular como el nuestro, intacto todo su potencial para sembrar pánico y destrucción.
El rosario de bombas que ETA sembró ayer en Palma supone un duro golpe para el sector turístico, que tiene que hacer frente al enorme deterioro que como destino vacacional tienen las Islas en los principales países emisores, en especial Gran Bretaña y Alemania. Sin embargo, ahora es el momento de tratar de analizar la nueva situación con serenidad para adoptar la decisiones más adecuadas para afrontar esta nueva agresión de los violentos e intransigentes contra toda la sociedad balear.