Me vais a permitir que esta semana interrumpa mis artículos semanales en el PERIODICO de IBIZA Y FORMENTERA sobre el tema de la ayuda y apoyo de la Iglesia al matrimonio y a la familia, para dedicar el de esta semana al tema de Ibiza Misionera.
En efecto, cada año, alrededor del 15 de agosto celebramos en todas las parroquias de Ibiza y Formentera la Jornada ‘Ibiza Misionera', una jornada en la que dedicamos la atención, a los misioneros y misioneras que provenientes de nuestra diócesis ejercen su actividad apostólica en América, les renovamos nuestro afecto y admiración, y les ofrecemos una ayuda económica concretada en las colectas de las misas parroquiales de este fin de semana.
España es el país que más misioneros envía a la Iglesia universal. Hay nada más ni nada menos que alrededor de 13.000 misioneros españoles en el mundo, repartidos en 130 países. De ellos el 50% son religiosas, el 36% sacerdotes, el 7% laicos, el 6& religiosos y 1% obispos. Y de ellos tenemos misioneros de Ibiza y Formentera, concretamente de los Carmelitas Descalzos, de las Agustinas del Amparo, de las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paúl y de las Carmelitas Misioneras Teresianas. Son hermanos nuestros que nacieron aquí en Ses Pitiuses, alimentaron su fe, su esperanza y su caridad y hoy eso lo transmiten en otras tierras.
Ellos oyeron especialmente las palabras de Jesucristo, que en el Evangelio de Marcos nos dice: «Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado». (16:15-16) o en el de Mateo: «Id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo» (28,19-20).
Acogiendo estas palabras los misioneros son personas generosas que, convencidas de que todo el mundo debe experimentar la alegría de ser amados, de que es posible tener el gozo de la salvación. Y eso es algo que uno no se puede quedar para sí mismo, sino que debe anunciarlo y compartirlo a los demás. Si nos guardamos eso sólo para nosotros mismos nos convertimos en cristianos aislados, estériles, poco fecundos. Anunciar el Evangelio es un componente esencial de nuestra condición de discípulos y un compromiso para animar la Iglesia, para fortalecer el mundo. Esto nos los decía el Papa Francisco en el Mensaje del Domund del año pasado.
Pues bien, esto lo acogieron hombres y mujeres de Ibiza y Formentera y están en países de misión; sin prescindir de nuestra identidad pitiusa, van hacia los demás para llevarles esa buena noticia y que sean personas de fe, esperanza y caridad.
Con la Jornada de Ibiza Misionera los que estamos aquí apoyamos esa tarea de evangelización que esos hermanos nuestros hacen en otras regiones. Que esta Jornada, pues, aumente la conciencia de que todos hemos de ser –de una forma u otra– misioneros y además, favorezcamos la hermandad y cooperación con esas otras Iglesias apoyando a los nuestros que están allí con la oración, el afecto y la ayuda material y espiritual a favor de las obras que allí se llevan.
Que nuestros misioneros experimenten en esta Jornada estos sentimientos por parte de los que estando físicamente aquí, en estas Islas de Ibiza y Formentera, también somos evangelizadores y estamos particularmente unidos a los que están en esos territorios de misión.