Este domingo, 1º de marzo, es el segundo domingo de Cuaresma. Para ayudarnos en ese camino hacia la Pascua, el Papa Francisco, como es costumbre, ha publicado un Mensaje para la Cuaresma que este año tiene como lema: "Fortaleced vuestros corazones", frase tomada de la Epístola de Santiago 5,8.
Es un bello mensaje que no se limitas a los cuarenta días con los que nos estamos preparando a la Resurrección de Jesucristo, sino que nos dan unas pistas, unas indicaciones para que como cristianos que somos estemos siempre en conversión y renovación.
En esta ocasión nos invita a estar atentos y no caer en lo que él llama la globalización de la indiferencia, es decir, la extensión fuerte de aquellas actitudes que no so buenas y que, en consecuencia, no hacen bien: olvidarse de los demás y no tenerlos presentes, no tener interés por los problemas que afectan a los otros, ni sus sufrimientos ni las injusticias que padecen, vivir cerrados en uno mismo o en un círculo muy pequeño, con actitud egoísta, dureza del corazón o, lo que es peor aún, dejar espacio en nuestra vida al odio.
Ante esos males el Papa nos dice: "la Cuaresma es un tiempo propicio para mostrar interés por el otro, con un signo concreto, aunque sea pequeño, de nuestra participación en la misma humanidad».
Para Dios cada uno es importante, totalmente importante, cuenta para Él. Y si Dios es así, nosotros, creados a su imagen y semejanza hemos de ser así en relación con los demás. El Papa Francisco nos enseña que "Dios no es indiferente a nosotros, sino que está interesado en cada uno de nosotros, nos conoce por nuestro nombre, nos cuida y nos busca cuando lo dejamos», que «Cada uno de nosotros le interesa (a Dios); su amor le impide ser indiferente a lo que nos sucede», que Dios Padre nunca se olvida de nosotros ni tampoco es indiferente al mundo «hasta el punto de dar a su Hijo por la salvación de cada hombre».
En ese camino, que hemos de recorrer como sociedad, como Iglesia y como personas, el Papa nos presenta tres pasajes bíblicos para fortalecernos y mover nuestra conversión ahora y siempre:
1 «Si uno mismo sufre, todos sufren con él» (1 Co 12,26) - La Iglesia.
2 «¿Dónde está tu hermano? "(Gn 4,9) - Las parroquias y las comunidades, y
3 «Fortalezcan sus corazones» (St 5,8) - La persona creyente.
Iremos comentando en los próximos artículos estos pasos que nos señala el Papa en este Mensaje que es hermoso, interesante, hermoso, importante, proponiéndonos vivir la renovación desde la misma Iglesia, desde las bases parroquiales y de comunidad, siendo miembros del Pueblo de Dios que es peregrino y se dirige hacia la alegría de la Pascua.
¡Buen camino de Cuaresma!