El pasado jueves informó Aqualia -el Servicio Municipal de Aguas de Sant Josep de sa Talaia- a los usuarios de Platja d'en Bossa, Porroig, Sant Jordi, sa Carroca, Sant Josep, es Cubells, Can Fita y Cas Mut que «debido al exceso de concentración de cloruros y sodio existentes y según la normativa sanitaria, la calificación del agua no es apta para el consumo humano, por lo que no puede utilizarse ni para beber ni para preparar alimentos». Y añade: «Puede emplearse para otros usos que no supongan su ingesta». Así que he preguntado a personas que saben de qué va el tema y me han informado de que en algunos hoteles de Platja d'en Bossa, por ejemplo, por una botella pequeña de agua cobran cinco, five (5 euros). ¿Qué les parece?
Y para que vean ustedes el grave problema que tiene nuestra isla en todo cuanto se refiere al abastecimiento de agua potable, les recomiendo la lectura de un artículo que escribí para “Última Hora” el 4 de setiembre del año 2000, hace casi 15 años, y la situación se ha agravado. Lean, por favor:
«La gran demanda de agua potable que hace la industria turística y la población de derecho, unido a la falta de lluvias, ha ocasionado que muchos acuíferos hayan bajado sensiblemente de nivel, que otros estén secos y muchos pozos se han salinizado; es decir, que el agua no es apta para el consumo porque lleva demasiados cloruros en suspensión. Lo dice la Organización Mundial de la Salud. La salinización de los pozos que abastecían las poblaciones se produjo años ha; el agua que manaba por los grifos era prácticamente salada, de modo que no hubo más remedio que instalar desaladoras de agua de mar. Y menos mal que hubo políticos que así lo entendieron, ya que en caso contrario, la industria turística se habría resentido sensiblemente, al igual que la salud de la población pitiusa.
Pues bien, según acuerdo unánime y reciente del Consell Insular (seguimos en el año 2000) se solicita al Ministerio de Medio Ambiente y al Govern balear que se lleve a cabo la interconexión de las desaladoras de Eivissa y de Sant Antoni, construyendo un depósito regulador en Sant Rafel, así como la instalación de redes de distribución en los municipios de Sant Josep y de Santa Eulària. El acuerdo político incluyó, también, la conexión, en caso de necesidad, con una nueva desaladora en Santa Eulària, algo que viene reclamando el Ayuntamiento de dicho municipio.
Por otra parte, se viene repitiendo desde hace tiempo que, desde la desaladora de Sant Antoni, que según ha reconocido públicamente la consellera de Medio Ambiente, Fanny Tur, no vierte ni una sola gota al mar, llevará agua potable hasta la zona sur de la bahía de Sant Antoni, Cala de Bou, en donde ahora, tanto en casas particulares como en establecimientos hoteleros, sale por los grifos agua muy salobre y no apta para el consumo. Se da el caso de que en la zona sur de la bahía, municipio de Sant Josep, el abastecimiento corre completamente a cargo de una empresa privada: «Aguas de Formentera».
La cuestión es que ya se ha construido un depósito regulador de unos 8.000 m3 en la parte norte de sa Talaia de Sant Antoni e instalado una tubería por debajo del nuevo paseo marítimo de Sant Antoni hasta la Avinguda de Sant Agustí. Y otro ramal llega también hasta sa Capella, a la espera de conectar con la tubería que discurrirá por la Ronda Norte de Sant Antoni hasta Cala de Bou. Y todo pensado para llevar el agua desalada de Cala Gració a la zona sur de la bahía. Pero, como hemos visto, la red de distribución es de una empresa privada, que además quiere instalar una nueva desaladora de 12.000 m3 en Platja den Bossa. Entonces, aquí parece haber una interferencia entre intereses públicos y privados. Las aguas, además de escasas, van revueltas».
A modo de conclusión, resulta que el Ayuntamiento de Sant Josep no ha hecho nada de nada en 15 años para solucionar el problema que tienen con el abastecimiento de agua potable. Y aquí, claro, han de “beber” socialistas y conservadores.