En Eivissa, debe circular por dentro en las glorietas. Sí, como lo oye. Si no quiere que su vida corra peligro, tome siempre el carril interior, justo el que en cualquier otra parte de España hay que evitar, ése que, en teoría, no tiene preferencia a la hora de tomar la salida, pero que, según parece, en la isla es el que manda.
No hay un solo día en el que alguien que circule por el carril exterior no se lleve un susto importante por el cruce inoportuno e incorrecto de un vehículo que circula por el interior. Es así. Si no se lo cree, haga la prueba. Permanezca inmóvil durante diez minutos frente a alguna de las rotondas del cinturón de Vila y lo comprobará in situ.
Según un reportaje en la propia web de la Dirección General de Tráfico (DGT), la ley indica que «para salir de la glorieta es imprescindible situarse previamente en el carril exterior; y si no ha sido posible, efectuar un nuevo giro para colocarse con tiempo en esa posición». Sin embargo, del dicho al hecho hay un trecho.
No verá prácticamente a nadie que, yendo por el carril interior, decida dar otra vuelta a la rotonda por no poder tomar la salida deseada. No. Según la posición en la que se encuentre, sucederá una de estas dos opciones: se cruzará a toda pastilla por delante del que marcha por el exterior o disminuirá la velocidad, siendo capaz incluso de quedarse clavado, hasta poder salir. Increíble, pero cierto. Aquí no hay leyes para las glorietas.
Particularmente, le doy un consejo estúpido pero, en cierto modo, eficaz. Use el intermitente izquierdo mientras gira la rotonda para avisar a los que desconocen la ley de sus intenciones y eviten cruzarse. Es algo ilógico, pero, como bien sabe, más vale prevenir que curar.