Con los medios de comunicación a los que accedemos a través de los ordenadores, podemos ver expresiones maravillosas y cosas horribles. Podemos usar Internet para hacer bien o para hacer daño. Y eso es importante. Lo digo porque a veces podemos ver en Internet unos comentarios cochambrosos, llenos de mentiras y con malas ideas. Otras veces podemos ver comentarios y enseñanzas maravillosos, y en este sentido hace unos días vi unas declaraciones del papa Francisco que me llenaron de alegría y de satisfacción, al ver enseñanzas maravillosas, que nos ayudan a todos y no fastidian a nadie. Como es uno, así hace las cosas: el papa Francisco diciendo cosas que nos sirven y apoyan a todos y otros pues buscando fastidiar y perjudicar.
La reflexión sobre ello me hace pensar que hemos de estar todos atentos en lo que decimos, en lo que hacemos: que nuestras palabras, nuestros escritos sean siempre como lo haría Jesús: en beneficio de todos y no buscando el daño de nadie. Dejemos pues, de lado esas injustas y mentirosas críticas y vayamos a las buenas enseñanzas del Papa.
Vamos, pues a lo que sirve y vale: las palabras del papa Francisco. Él ha enviado un mensaje a través de su cuenta en Twitter (@pontifex_es) en la que se ha dirigido a los jóvenes y los ha exhortado a «no tener miedo del matrimonio» porque «Cristo acompaña con su gracia a los esposos que permanecen unidos a Él». Con estas palabras el Papa consigue tocar un poco la mente y el corazón.
Tiempo atrás el Papa ya había hablado de las dificultades de los jóvenes a contraer matrimonio y permite recordar que nos acercamos al Sínodo. Así en la Audiencia general del pasado 29 de abril decía el Papa: «Una de las preocupaciones de que surgen hoy en día es la de los jóvenes que no quieren casarse: ¿Por qué los jóvenes no se casan?; ¿por qué a menudo prefieren una convivencia, y muchas veces «de responsabilidad limitada»?; ¿por qué muchos —incluso entre los bautizados— tienen poca confianza en el matrimonio y en la familia? Es importante tratar de entender, si queremos que los jóvenes encuentren el camino justo que hay que recorrer. ¿Por qué no confían en la familia?». Y la causa no era sólo por motivos económicos, sino que por miedo a equivocarse muchos jóvenes no piensan en lo que es el matrimonio. Por eso seguía diciendo el Papa: «Quizás, precisamente este miedo de fracasar es el obstáculo más grande para acoger la Palabra de Cristo, que promete su gracia a la unión conyugal y a la familia». Y así, para en la sociedad actual hay que evidenciar el testimonio de un matrimonio cristiano, la vida buena y feliz de los esposos cristianos y de la familia: «¡No hay mejor modo para expresar la belleza del sacramento! El matrimonio consagrado por Dios custodia el vínculo entre el hombre y la mujer que Dios bendijo desde la creación del mundo; y es fuente de paz y de bien para toda la vida conyugal y familiar».
Lamentablemente muchos jóvenes tienen miedo de casarse y ha agregado que no es porque sean peores que ayer, sino porque hay una cultura que empuja a tener miedo, que provoca tanto desconcierto sobre las elecciones definitivas por lo que es fácil retroceder. No tener miedo es una expresión que en la Biblia aparece 365 veces, casi casi podemos decir que una para cada día, y esa frase hay que repetírnosla cada uno y decirla a los jóvenes para que la acojan en el corazón y en su mente, de forma que con buenos matrimonios, con buenas familias, daremos estabilidad a una sociedad cada vez mejor. Es necesario hoy proponer y reproponer el matrimonio y la familia no como una elección simplemente en sí misma, sino como el modo para cambiar el mundo y ha concluido que «el matrimonio y la familia no son una elección encerrada en el recinto de los propios afectos sino que son una elección para la sociedad, para el mundo».
¡Que los sanos matrimonios y las buenas familias de Ibiza y Formentera hagan cada vez mejor nuestra sociedad pitiusa! Y que en eso nos ayude la protección de nuestros Patronos, la Virgen de las Nieves, Santa María, y San Ciriaco, cuyas fiestas hemos celebrado en esta semana, fiestas no sólo ni exclusivamente religiosas, sino también declaradas Fiestas de Interés Cultural por nuestros órganos de gobierno insular, declaración impulsada por unanimidad por el Consell Asesor de Cultura Popular y Tradicional de Eivissa i Formentera, cosa que algunos políticos, por desgracia, desconocen y no cumplen.