Llegó el día. Wellcome to Ibiza. El sargento Brett Williams y la agente Martina Anderson patrullan desde hoy por las calles de Sant Antoni. Estarán siete días entre nosotros. Una medida pionera de la que, según las autoridades, «debe salir una foto fija de la situación», una toma de contacto para años venideros.
Para este viaje no hacían falta tantas alforjas. «Lo que pasa en Ibiza se queda en Ibiza» o el más expeditivo «a full» son algunos de los postulados básicos de sus compatriotas que aterrizan en el aeropuerto de Eivissa, aunque algunos empiezan los excesos en el espacio aéreo que les trae aquí. Una foto fija presente en algunas calles de la isla es la de hijos de la Gran Bretaña que yacen hartos de alcohol u otras sustancias. Algunos podrían ser una obra efímera de denuncia sobre la degeneración similar al cocodrilo Gustavo de Andreu Moreno en sa Llavanera. La labor que desarrollarán los bobbies por estas tierras ha levantado una gran polvareda entre los medios británicos donde sus hazañas en Magaluf han sido motivo constante de crítica y escarnio. La fama que les precede no augura muchos resultados. Eso sí, seguro que ampliarán su book de selfiespor las calles de Sant Antoni. Es la primera vez que dos bobbies patrullan fuera del Reino Unido y lo harán codo con codo con agentes de la Guardia Civil. La iniciativa puede que dé resultados en un futuro, pero a día de hoy lo que demandan los gobiernos locales son más guardias civiles y policías para poner un poco más de orden en la isla. La presión popular frenó la grabación de Ibiza Shore. Ahora el objetivo sería evitar las escenas que nos sonrojan en el día a día. Poco o nada podrán hacer los bobbies en este sentido ya que su jornada laboral acaba justo cuando llega la noche. Mr. Williams y Ms. Anderson no estarán operativos en las horas de máxima actividad de sus compatriotas. Otro motivo de chanza.