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OPINIÓN | Nito Verdera. Sa Talaia

El arte de gobernar

| Eivissa |

Tengo la impresión de que la nueva nave política (Govern, Consell insular y algunos ayuntamientos) ha iniciado una pragmática singladura y quieren aprender el arte de gobernar. Son detalles que anuncian cambios en varios departamentos, que pueden solucionar viejos problemas y mejorar la calidad de vida de los residentes en las Pitiusas. Acierta el Govern al marcarse como objetivo sustituir la central eléctrica de es Ca Marí (Formentera), eliminando ruidos para devolver la paz y tranquilidad a residentes y visitantes. Al mismo tiempo, se trabaja para instalar dos nuevos cables submarinos, de manera que la conexión proporcionará más potencia y puede asegurar un buen servicio durante la época estival.

Así lo ha anunciado el conseller Joan Boned en el Parlament, y también se ha dado a conocer que el Consell insular y el Govern balear han acordado la creación de la Oficina de l'Habitatge d'Eivissa. Así que con el Consell gestionará las competencias del IBAVI, suprimido en tiempos del presidente Bauzá, que significará un cambio de prioridades destinado a las personas. Joan Boned, conseller de Territori, Indústria i Energia, ha destacado que la puesta en marcha de dicha oficina, posiblemente en noviembre, «servirá para ahorrar y no duplicar servicios, y para agilizar todos los trámites en materia de vivienda en Eivissa». Esperemos que así sea y que la pesada burocracia nos sea a todos más leve.

Sigo en positivo. Me place enormemente la decisión adoptada por el Ayuntamiento de Eivissa, en el sentido de que va a eliminar la presencia de ‘tiqueteros' y relaciones públicas en el puerto. Seguro que los clientes de los restaurantes y bares no serán acosados el próximo verano y podrán pasear libremente sin ser atosigados. La medida me parece muy buena para promocionar la zona portuaria, que con la nueva ordenanza ganará muchos enteros. Naturalmente, también ha de vigilar el Ayuntamiento que se respeten los volúmenes musicales autorizados y los horarios de cierre de los establecimientos.

La decisión municipal de eliminar los relaciones públicas me recuerda que Sant Antoni sufre esta plaga desde hace unos 50 años y de manera especial en el West End, pero allí tenían otro nombre: los ‘boca-boca'. Quiero pensar que el Ayuntamiento de Sant Antoni tomará buena nota de la loable iniciativa del equipo de gobierno de Vila, de manera que la capital turística de la isla, Sant Antoni, empiece una necesaria operación de limpieza que devuelva el prestigio perdido. Posiblemente, con la desaparición de ‘tiqueteros' y relaciones públicas, sin olvidar a los vendedores (de artículos falsificados) ambulantes, no será tan fácil la distribución de sustancias estupefacientes.

Por otra parte, no veo nada claro ni conveniente que el Consell insular invierta 800.000 euros en el Hipódromo de Sant Rafel. ¿Para qué? Se trata un patrimonio heredado, que a mi entender nunca debió ser adquirido, pero ahora no puede convertirse en un pozo sin fondo. Pienso que el Consell insular no ha de participar en negocios y que ya tiene suficiente trabajo en intentar gobernar la isla. A mi entender, lo mejor que le puede pasar al Hipódromo es que lo vendan a unos promotores que sí entienden de caballos y de dicho negocio. En cambio, en cuanto a mejorar el Recinto Ferial, sí señores, tienen mi aplauso.

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