En los años 80, la mítica Amnesia era una casa pagesa al aire libre que actuaba como discoteca. En aquella época, la referencia era Ku. Venia gente de todo el mundo para ver esas magníficas instalaciones; el problema principal es que eran al aire libre y, con buen criterio las autoridades tuvieron que obligar a cubrir las instalaciones. No se podía tener música a todo volumen toda la noche. Eso hizo que los propietarios del local donde yo trabajaba no soportaran el alto coste de las obras y tuvieran que vender.
Con el tiempo te das cuenta de que la decisión fue la correcta. Todos tenemos derecho a descansar.
En el año 92 una discoteca de Platja d'en Bossa hacía galas juveniles y afters por las mañanas. La cosa funcionaba muy bien ycon el tiempo se dejaron atrás las galas juveniles, y se abría alguna noche, y todos los días a las 8 de la mañana, recogíamos a toda la gente que salía de todas las salas. Pero el problema empezó cuando a los otros empresarios del sector no les gustó que funcionara bien y se unieron, una de las pocas veces en su vida, para conseguir que unos políticos progresistas empezaran a prohibir cosas, craso error: despertaron a otro competidor que les quitó cuota de mercado y que llegó a conseguir fama y premios a nivel mundial.
Con el tiempo te das cuenta de que, aunque la decisión fue manipulada y con ánimo de dañar a otro, fue una buena medida. A determinadas horas ya no debes estar dando saltos en una discoteca, como bien ha dicho un gran empresario del sector, a determinadas horas debes estar dopado para aguantar.
Ahora llevo dos años peleando con todo el mundo, defendiendo, desde la gerencia de Ocio de Ibiza, el negocio tan importante que tiene Ibiza, un negocio que quieren volver a manipular.
El ciclo ha cambiado, por mucho que duela a determinados empresarios. La gente quiere venir a Ibiza a disfrutar de la música al aire libre, pero, por supuesto, controlado. Existen unos decibelios que marca la ley y existen unos horarios. Desde mi puesto no me canso de decir a mis socios que no defiendo ilegalidades. Si se tiene que cerrar a las doce, pues se cierra y si no, multa. Las discotecas de Ibiza siguen siendo una referencia mundial. Amnesia y Pachá están reconocidas como unas de las mejores del mundo, reciben cada noche a miles de visitantes, que antes han pasado por la playa, han comido, han ido a un beach club, han pasado por Ushuaïa, se han ido a cenar a Lío o Heart y luego acaban en estas discotecas, todos nos necesitamos, toda la oferta de ocio se complementa.
El problema es el de siempre, la gente, los vividores o listillos se arriman al sol que más brilla y ahora proliferan los beach clubs ilegales, los party boats ilegales, las fiestas ilegales en casas, todo esto quita clientes a unos y a otros, y esto hace que el ciclo vuelva, ahora se quiere prohibir todo lo que se haga al exterior, pero la fuerza que tenían esos empresarios para modificar cosas ya no la tienen. La gente quiere otra cosa, el turista reclama libertad, pero no podemos dársela a cualquier precio.
Los políticos tienen un gran problema, la justicia es lenta, pueden actuar, pero las medidas de verdad o vienen tarde o no tienen la fuerza que deberían tener, y luego está la alarmante falta de policía, lo que lleva a que los listillos vivan casi a sus anchas.
La ley turística ha hecho que muchos empresarios hayan podido legalizar sus negocios y eso es bueno, pero aún así, muchos siguen actuando fuera de la ley, y lo que tienen que hacer los ayuntamientos es tener mano dura. San José lo ha hecho y ha precintado varios negocios que no tenían ningún tipo de licencia, esto nos demuestra que, si se actúa, se pueden erradicar las ilegalidades.
Las normas están para cumplirlas y ahora las tenemos, solo tienen que vigilar para que las cumplan, ningún negocio al aire libre debe tener música más allá de las doce de la noche, ninguna discoteca debe estar abierta después de las 7 de la mañana.
Los turistas vienen a Ibiza por nuestras maravillosas playas, por nuestros parajes tan increíbles, por nuestra gastronomía, pero no nos engañemos, también para disfrutar del ocio diurno y nocturno, todo en Ibiza se complementa. Los unos necesitamos a los otros.
No necesitamos ecotasas, no necesitamos que destrocen más playas, lo que tenemos es suficiente, pero necesitamos controlarlo. Como se ha demostrado que los propios empresarios por sí solos no pueden, las autoridades tienen que ayudarles, porque las leyes están hechas, háganlas cumplir y punto.
Necesitamos que la isla no tenga problemas con el agua, que esté limpia, que sea segura, que se pueda convivir, que sigamos teniendo esos rincones sin chiringuitos, que nos arreglen Dalt Vila para que los turistas se pasean por un sitio tan maravilloso que es Patrimonio de la Humanidad.
Ibiza vive del turismo y año tras año vivimos con la espada de Damocles detrás; por suerte y por desgracia hay mucha inestabilidad en países que nos podrían quitar clientes, así que de momento nos vamos salvando, pero si no actuamos pronto, lo mismo perdemos el tren.
Es octubre y todos estamos deseando que se vayan los turistas y que nos dejen tranquilos, estamos cansados de una temporada tan dura pero, seamos serios, en noviembre ya los echamos de menos, los necesitamos, por desgracia todo gira en la isla en torno al turismo.
Ibiza necesita a Ushuaïa, Pachá, Amnesia, Lío, Las Dalias, Km5, DC10, Blue Marlin, Ocean, Nassau, Mambo, Café del Mar, y tantos otros que hacen que la isla tenga un atractivo extra para la gente que nos visita. Y que no os engañen, el dinero que estos negocios ganan, sí que nos beneficia a todos los de a pie, la gran mayoría de la población trabajamos en torno a ellos. ¿Os imagináis una isla sin estos negocios? Yo no, pero también quiero que se cumplan las normas.
Ibiza es singular, diferente a las demás islas de las Baleares, lo que puede ser bueno para Mallorca no tiene por qué serlo para Ibiza, o al contrario. Señores políticos, por favor, defiendan a nuestra isla, ya tenemos bastantes problemas en casa para que desde fuera nos quieran crear más.