La frase la pronunció don Álvaro de Figueroa, Conde de Romanones, a principios de del siglo XX pero, visto lo visto, sigue teniendo plena vigencia hoy en día. El panorama y el paisaje nacional da para eso y mucho más hasta hacerla extensible: ¡Joder, qué país!
En los edificios judiciales las he visto de todos los colores. Con recortes y antes de los recortes. Desde legajos abandonados en sótanos llenos de agua hasta carpetas de casos amontonados en WC convertidos en improvisados archivos. Pero la imagen del fiscal Horrach en su despacho con parte de la documentación sobre el caso Nóos en un carrito de Mercadona lo dice todo. En el panorama político, la situación es si cabe más esperpéntica. Unos y otros están haciendo méritos para ir a una nueva convocatoria electoral con el perjuicio económico que conlleva para todos. La constitución de la Cámara Baja ha dejado una sucesión de imágenes, frases, acciones y titulares par ala reflexión o, directamente, para presentar una enmienda a la totalidad del personal que nos representa. Por un lado tenemos a los populares situando en la mesa del Congreso a Celia Villalobos y Alicia Sánchez Camacho: toda una demostración de que no han entendido el mensaje de las urnas. Por otro lado asistimos a los juegos malabares de Pedro Sánchez que cede dos senadores a Esquerra Republicana para que tengan grupo propio pese al rechazo de su grupo. Una Esquerra que tensa la cuerda con el emergente Gabriel Rufián que se niega a presentarse ante el Rey mientras Felipe VI no reciba a Carma Furcadell y Carles Puigdemont. Pero Podemos ir más allá con la llegada de Compromís al Congreso al son de una charanga o Carolina Bescansa pasando a Dieguito de brazo en brazo. Visto lo visto, no sería raro que en la XII legislatura viésemos al pequeño Nicolás en el Congreso.